EFE | La
epidemia de ébola que azota el noreste de la República Democrática del
Congo (RDC) ha dejado 1.400 niños huérfanos o separados de sus padres en
las localidades de Butembo y Beni, en la provincia de Kivu del Norte,
informó hoy Unicef.
"Estos niños tienen un mayor riesgo de infectarse. Necesitan atención y
apoyo, incluido el amor y la atención que los sobrevivientes del ébola
pueden brindar sin ningún riesgo de infección", expresó en un comunicado
el representando en el país del Fondo de la ONU para la Infancia
(Unicef), Gianfraco Rotigliano.
Para ello, Unicef y otras organizaciones asociadas
abrieron hace dos semanas una guardería en Butembo y tienen previsto
abrir otra en Katwa, centros que se suman a la instalación que opera
desde noviembre de 2018 en Beni, con capacidad para 235 niños.
Los sobrevivientes del ébola, que se han vuelto inmunes a la
enfermedad, son quienes se ocupan de los bebés y niños pequeños
huérfanos, o cuyos padres reciben tratamiento en alguno de los centros
de tratamiento de la zona.
Además, asistentes
psicosociales trabajan en estrecha colaboración con la población local y
los líderes comunitarios para que los niños no sean estigmatizados una
vez regresen a casa, ya que el hecho de que sus progenitores hayan
padecido ébola puede ser origen de un gran rechazo social.
Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad congoleño, el número
de muertes asciende a 695 (629 confirmadas en laboratorio) y se han
detectado 1.107 contagios, de ellos 1.041 confirmados, lo que hace de
esta epidemia la segunda peor en el mundo. La
contención de este brote está siendo más difícil de lo previsto porque
se trata de la primera epidemia de ébola en una zona de conflicto, con
la presencia activa de un centenar de grupos armados en el noreste del
Congo, lo que dificulta el trabajo de los equipos médicos.
El brote más letal a nivel global -que ocasionó 11.300 muertos y más de
28.500 infectados, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)- fue
declarado en marzo de 2014 en Guinea-Conakri, de donde se expandió de
forma exponencial a países vecinos como Sierra Leona y Liberia.
El virus del ébola se transmite a través del contacto directo con la
sangre y los fluidos corporales contaminados, provoca fiebre hemorrágica
y puede llegar a alcanzar una tasa de mortalidad del 90 % si no es
tratado a tiempo.