EFE | Una
discreta y pequeña placa anuncia a los más observadores que en la
iglesia Jesús de Nazareno, en pleno centro histórico de Ciudad de
México, descansan los restos del icónico conquistador español Hernán
Cortés.
No hay que andar mucho desde la principal plaza del Zócalo
para toparse con esta iglesia contigua al Hospital de Jesús, ambas
infraestructuras fundadas por el artífice de la caída de los mexicas de
Tenochtitlan en 1521. "Durante mucho tiempo ha sido ignorado. A alguien que no está informado
de estos temas le cuentas que aquí están los restos de Cortés y se
sorprende. No todo el mundo está enterado", cuenta a Efe Jorge Pedro
Uribe, cronista de la Ciudad de México. La iglesia, construida con piedras de los antiguos templos aztecas,
tiene un interior austero en el que está totalmente prohibido tomar
vídeos o fotografías.
Pero al lado izquierdo del altar, en un punto algo escondido, una
placa rojiza con una inscripción dorada indica el punto donde yacen los
resto de Hernán Cortés (1485-1547).
"A los curas no les hace feliz que uno llegue a tomar fotos, a
preguntar o, mucho menos, vídeos. Supongo que les interesa más que la
gente venga a rezar y a usar el templo para lo que sirve y no como sitio
turístico", cuenta Uribe, miembro del Colegio de Cronistas de la Ciudad
de México.
Y es que la figura del conquistador que se enfrentó a Moctezuma II
sigue causando controversia en México, donde resulta impensable que
Cortés sea homenajeado de forma ostentosa.
"Una estatua de Cortés sería una afrenta porque no se supera el drama
de la conquista y se le sigue viendo con malos ojos como si nos hubiese
conquistado en 2019", opina el cronista.
Los restos del conquistador, fallecido en 1547 en Castilleja de la
Cuesta (Andalucía, España), llegaron a este templo mexicano después de
un largo trasiego que se alargó durante siglos.
Según relata Uribe, el conquistador español fue enterrado en un
monasterio en San Isidro del Campo, pero una década después fue
trasladado a la Nueva España, cumpliendo así el que era "su deseo".
Durante medio siglo, Cortés estuvo descansando en lo que actualmente
es el municipio de Texcoco, en el céntrico Estado de México, y en 1629
fue trasladado al Convento de San Francisco el Grande, en pleno centro
histórico de la capital mexicana. Pero esta no sería su última ubicación, puesto que a finales del
siglo XVIII acabó siendo enterrado en el templo que el mismo Cortés
había contribuido a fundar, donde permaneció escondido para evitar se
profanado.
"En 1821 se teme que con la independencia de México los restos los
vayan a exhumar y tirar por allí, porque los ánimos antiespañoles
estaban a todo lo que daban", recuerda el cronista.
Pero los restos del conquistador han permanecido intactos en esta
iglesia, cuya ubicación no es casual puesto que se cree que en este
punto se dio el primer encuentro entre el tlatoani (emperador) mexica
Moctezuma II y Hernán Cortés el 8 de noviembre de 1519.
Un mural en una pared lateral de la iglesia así lo indica, aunque al
cronista le parece erróneo este dato porque la iglesia se encuentra
"demasiado cerca del centro ceremonial de Tenochtitlan", ubicado en el
actual Zócalo capitalino.
"Debieron haberlos recibido en las afueras de la ciudad", opina
Uribe, aunque admite que contra lo que dice la tradición popular "poco
se puede hacer".
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha revivido la
figura de Cortés al solicitar por carta al rey Felipe VI de España que
se disculpe por los agravios de la conquista con los pueblos indígenas. Su objetivo es llevar a cabo un acto de "reconciliación" entre México
y España en el 2021, cuando se cumplirán 700 años de la fundación de
Tenochtitlan, 500 años de la caída de esta ciudad y 200 años de la
independencia mexicana.
Para Uribe, todavía existe mucha confusión sobre la conquista, de tal
manera que "no se termina de discernir quién es un mexica del siglo
XVI, un mexicano del siglo XXI, un español renacentista del XVI y un
español actual".
Considera que México y España están "tan cerca que no deberíamos
estar enconados ni pidiéndonos perdón ni cayendo en discusiones, sino
abrazándonos". "Si esto fuera una serie, seguramente trataría de América Latina y
España sería su precuela, o América Latina sería el 'spin-off' de la
historia de España", concluye el cronista.