EFE | Venezuela,
el país con las mayores reservas probadas de petróleo, atraviesa una
crisis tan severa que al menos un cuarto de su población necesita
asistencia humanitaria que va desde la urgencia por un medicamento para
sobrevivir a un bocado de comida que actualmente escasea en miles de
hogares.
En la última década, el país caribeño pasó de ser el de
mayores ingresos de Suramérica por venta de petróleo al principal
exportador de emigrantes de Latinoamérica con una cifra que, según las
estimaciones más modestas ronda los 4 millones de personas y hasta ahora
no para de crecer. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha dicho que
siete millones de venezolanos necesitan asistencia humanitaria, lo que
representa un promedio de 1 de cada 4 ciudadanos, pues el censo
gubernamental estima en unos 30 millones la población.
La
ONU además calcula que 3,7 millones de venezolanos huyeron del país en
los últimos años cuando la crisis recrudeció y la vida en Venezuela se
hizo más difícil.
A esta situación se llegó después de que:
.- Mermó
la renta: la caída en la producción de petróleo, la principal fuente de
financiación del Gobierno, redujo su capacidad de maniobra. En el
sexenio gobernado por Nicolás Maduro, Venezuela pasó de 2,6 millones de
barriles diarios de crudo a unos 730.000 según datos de la OPEP. Además, el precio de la cesta petrolera bajó de los 100 dólares hasta los 65 en que se mantiene en la actualidad.
El
Ejecutivo ha invertido más en importar alimentos y medicinas que en
fomentar la producción local, por lo que al disponer de menos dinero en
sus arcas las compras de estos ítems fueron reduciéndose, lo que causó
un desabastecimiento generalizado.
.- Escasez: los
venezolanos pasaron de vivir con intermitencia en los anaqueles a dar
por desaparecidos algunos alimentos y medicinas que hoy se consiguen
solo a través de revendedores que imponen precios inaccesibles para la
mayoría. Casi todos los productos alimenticios que
desaparecieron eran hechos por empresas que fueron expropiadas por el
Gobierno, la mayoría de las cuales se encuentran inoperativas, y fueron
objeto del férreo control de precios instaurado por el chavismo.
La
principal patronal del país, Fedecámaras, contabiliza 9.000 empresas
cerradas en los últimos 15 años, 600 de las cuales cesaron sus
actividades el año pasado. La Federación Farmacéutica de Venezuela estima que la escasez de fármacos sobrepasa el 70 %.
.- Hiperinflación: Venezuela cerró 2018 con la inflación más alta del mundo, de 1.700.000
%, y tiene una proyección de 10.000.000% para este año. En
el último quinquenio, el salario mínimo mensual, que devengan la
mayoría de los trabajadores, cayó de unos 200 dólares a los cinco
dólares de la actualidad, lo que deja a millones de familias en la
miseria, según los estándares de la ONU. El costo de la canasta básica alimentaria es casi 100 veces superior al sueldo de los obreros.
.- Servicios
paupérrimos: la electricidad, el agua potable, el transporte público y
las telecomunicaciones son servicios manejados casi exclusivamente por
el Gobierno y todos presentan fallas que hacen más cuesta arriba la vida
en Venezuela.
En casi todo el país el agua no corre a
diario en las tuberías, una realidad que afecta a numerosos hospitales,
y hay zonas donde tienen que esperar semanas o meses para el suministro
temporal del líquido. Pese a los racionamientos
eléctricos aplicados por el Gobierno, el servicio de energía sigue
siendo inestable y hay regiones que pasan días enteros a oscuras.
Las
asociaciones de conductores estiman que al menos dos terceras partes de
las unidades colectivas están paralizadas debido a la ausencia de
repuestos en el país. Además, Venezuela posee la
conexión a internet más lenta de la región y los proveedores locales
presentan fallas casi a diario, lo que dificulta y en muchos casos
impide todas las operaciones que necesitan estas plataformas.
.- Presión
externa: varios gobiernos han aplicado sanciones contra altos
funcionarios de la llamada revolución bolivariana, especialmente luego
de que Maduro obtuviera el año pasado la reelección en unos comicios
tachados de fraudulentos por la oposición y no reconocidos por numerosos
países. El Ejecutivo chavista asegura que estas
restricciones son la causa de la falta de medicamentos, aunque ese
problema comenzó antes de las sanciones.