EFE | El
fundador de WiliLeaks, Julian Assange, detenido en el Reino Unido,
denegó formalmente hoy ante un tribunal de Londres su
"consentimiento" a la petición de extradición de EE. UU., que le reclama
por las filtraciones hechas por su portal.
Assange compareció
mediante videoconferencia ante la Corte de Magistrados de Westminster,
donde se inició el proceso sobre su entrega a Washington, tras haber
sido ayer condenado por otro tribunal británico a 50 semanas de cárcel
por violar las condiciones de libertad condicional en este país en 2012. "No deseo entregarme para ser extraditado (a EE. UU.) por
haber hecho un periodismo que ha ganado muchos reconocimientos y ha
protegido a muchas personas", afirmó el activista y periodista en su
declaración.
Assange se encuentra detenido en la
prisión de máxima seguridad de Belmarsh, desde donde testificó hoy
durante unos diez minutos.Por decisión del juez
Michael Snow, el australiano deberá comparecer nuevamente, también
mediante el sistema de videoconferencia, ante el mismo tribunal el
próximo día 30, en lo que se prevé será otra vista preliminar.
Estados
Unidos solicitó a Londres la entrega de Assange, de 47 años, al que
acusa de "conspiración por infiltrase" en sistemas informáticos de su
Gobierno con el objetivo de acceder a información clasificada, un cargo
que podría acarrear una pena de hasta cinco años de prisión.Washington
sostiene que el periodista conspiró con la analista de inteligencia
estadounidense Chelsea Manning para poder interceptar un ordenador del
Pentágono.
La fiscalía mantiene que Assange ayudó a
Manning a decodificar una clave secreta para que la soldado pudiera
filtrar cables clasificados a través de WikiLeaks. El
pasado 11 de abril, Assange fue detenido por la fuerza por agentes
británicos en la embajada ecuatoriana en Londres, donde residió
refugiado durante casi siete años, después de que el Gobierno de Lenín
Moreno pusiera fin a su asilo diplomático.
Assange
había solicitado ayuda en 2012 al anterior Gobierno ecuatoriano,
presidido por Rafael Correa, tras haber agotado todos los recursos
legales en este país para evitar a toda costa su entrega a Suecia, que
quería interrogarlo por unos delitos sexuales que él siempre ha negado. El activista temía que, una vez en el país escandinavo, se le terminara entregando a EE. UU., donde teme por su vida.