EFE | Bajo
la premisa de que el tiempo lo cura todo, parece que con el silencio
impuesto en el FC Barcelona el club pretenda pasar página, hacer más
llevadero el azote sufrido en la Liga de Campeones y que ninguna palabra
sea mal entendida.
El Barça ha bajado la persiana y ha echado el candado en la Ciudad
Deportiva con dos jornadas de fiesta (ya estaban pactadas antes del
partido de Liverpool), y tras las voces que se escucharon en Anfield
después del partido (Luis Suárez, Sergio Busquets, Ernesto Valverde y
Josep Maria Bartomeu), el club ha enmudecido. Las redes sociales, donde los jugadores que tienen abiertas cuentas
muestran cierta actividad, también han estado mustias, donde la
discreción y el silencio aparecen como las mejores formas de evitar que
se produzcan interpretaciones errónea.
No ha sido así en el caso del croata Ivan Rakitic, quien en sus días
de fiesta decidió visitar la que fue su ciudad hace unos años, Sevilla,
en plena Feria de Abril, y ha recibido muchas críticas, poco menos por
no estar guardando luto en su casa por la eliminación de su equipo en la
semifinal de la Liga de Campeones, y en la que el jugador barcelonista,
además, acabó siendo uno de los señalados por la discreta actuación.
Al margen de Rakitic, parece que la tierra se ha tragado al club,
jugadores, cuerpo técnico y directiva. Mañana viernes, el Barça ha
convocado a sus jugadores al primer entrenamiento en la Ciudad Deportiva
tras la hecatombe de Liverpool, una sesión que está cerrada tanto para
aficionados como para medios informativos, aunque como ha ocurrido en
otras ocasiones, y no sólo en el Barça, no se descarta que se produzcan
reacciones a la entrada y salida de los vehículos.
Algo parecido tuvieron que soportar algunos jugadores, entre ellos
Messi, cuando recibieron reproches en el aeropuerto de Liverpool ya de
madrugada cuando partieron hacia Barcelona, aunque sin que se produjera
ningún incidente.
Antes de este hecho en el aeropuerto, del Barça solo se tuvo
conocimiento el gesto que tuvo Ter Stegen para agradecer el apoyo a los
aficionados culés que asistieron a Anfield, un reconocimiento al que se
sumó uno de los capitanes, Sergio Busquets, después de atender a una
entrevista postpartido. En ella, el jugador catalán asumió el mal momento que estaba viviendo
el equipo y llegó a pedir perdón: "El Liverpool ha sido mejor que
nosotros. Quiero pedir disculpas a la afición porque, después de lo de
Roma, te vuelve a pasar esto. Es muy duro caer así, tras un buen
resultado en la ida (3-0)".
También atendió a los medios el uruguayo Luis Suárez, que admitió que
el Barça había tropezado dos veces en la misma piedra: "Tenemos que
hacer mucha autocrítica, a nivel grupal, porque hemos cometido el mismo
error dos veces. Tenemos que criticarnos entre nosotros".
Ya en la sala de prensa, el preparador Ernesto Valverde dijo que no
entendía lo que había acontecido: "Cuando te remontan así, no tienes
excusas. Hemos tenido respuesta pero no la que queríamos. Si hubiéramos
marcado, estaríamos en la final. No sé cómo me puede afectar este
resultado. Cada uno tiene que asumir su responsabilidad".
Se esperaba con impaciencia cómo encajaría la directiva el nuevo
revés, y el presidente Josep Maria Bartomeu se limitó a echar balones
fuera para evitar pronunciarse "en caliente", dando a entender que
después de la final de Copa el club podría tener más claro qué
determinación adoptará tanto con la continuidad del entrenador, así como
con otros jugadores, todos ellos con contrato.
"Otra noche nefasta. Otro palo. Ya tuvimos el año pasado uno contra
la Roma. Es muy difícil de explicar por qué el año pasado perdimos con
el Roma en un partido que nos metía en las semis, y hoy también (en la
final). No hay explicación, un segundo año, una noche nefasta. Habrá
muchas, pero ahora en caliente prefiero no dar explicaciones. Ya habrá
tiempo para reflexionar. Ahora tenemos una final de la Copa del Rey en
las próximas semanas, ya lo hablaremos y tendremos tiempo para
reflexionar", admitió un Bartomeu dolido.
Desde estas cuatro declaraciones justo después del partido, por parte
de representantes en el club, el Barcelona ha preferido guardar un
silencio sepulcral estos siguientes dos días.
Entiende la entidad que los ánimos en las redes sociales y en los
análisis en los medios de comunicación ya van suficientemente encendidos
como para que el propio club se exponga en un escenario en el que tiene
más que perder que ganar. Al margen de este parapeto en el que el club se siente resguardado, el
sábado Valverde volverá a salir en la sala de prensa antes del partido y
el domingo, en el Camp Nou, donde no podrá evitar que se le vuelvan a
presentar los fantasmas de la eliminación contra el Liverpool,
justamente un día en el que el rival (Getafe) le habrá hecho el pasillo
de campeón, tras el alirón liguero de hace dos fines de semana.