EFE | La
próxima semana llega la Selectividad y, además de intentar controlar los
nervios, los alrededor de 300.000 jóvenes llamados a hacerla si quieren
ir a la Universidad deben llevar bolígrafo, olvidarse del móvil o
cualquier dispositivo electrónico similar y dejar las orejas despejadas
para evitar sospechas.
Son algunas de las instrucciones dictadas desde las administraciones
educativas de cada comunidad autónoma a los alumnos que opten a la
conocida como Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad
(EBAU), que arranca este lunes en Castilla-La Mancha. Los tribunales de las pruebas serán los encargados de
constatar que las chicas y los chicos cumplen con las normas
establecidas y, en caso de sospecha o "pillada in fraganti", adoptar las
medidas pertinentes.
Un cero en la prueba, sanciones
e, incluso, la anulación total de la EBAU son las consecuencias para
los alumnos que quieran aprobar con ventajas. Y es que a los estudiantes se les informa previamente de los materiales permitidos para el desarrollo de las pruebas. "Los dispositivos portátiles tipo tableta, los asistentes digitales
personales, los relojes, gafas, pulseras y cualquier otro objeto que
tenga capacidad de enviar y recibir mensajes a través de una pantalla"
están prohibidos, señalan las instrucciones de la Comisión Organizadora
de la Evaluación para el acceso a la Universidad de la Comunidad de
Madrid.
Las calculadoras, permitidas para las pruebas
de Matemáticas, Química, Física y Economía de la Empresa no deben de
tener la posibilidad de transmitir datos, ser programables, tener
pantalla gráfica, resolución de ecuaciones, operaciones con matrices,
cálculo de derivadas e integrales ni almacenamiento de datos
alfanuméricos.
La Dirección General de Universidades
de la Junta de Andalucía también dice que se considerará que "una
persona está copiando" si se detecta "la tenencia de calculadoras,
audífonos, teléfonos móviles u otros dispositivos electrónicos que sean
programables, con capacidad para el almacenamiento de voz y datos o
transmisión de los mismos". Se recuerda que es el
propio alumno el responsable de saber si su calculadora cumple o no los
requisitos exigidos pues ha tenido "tiempo suficiente", es decir, todo
el Bachillerato, para elegir la calculadora a usar. A
los estudiantes, que deben presentarse con el DNI, se les entrega al
llegar unas etiquetas de códigos de barras con las que identificarán sus
exámenes (las deben pegar aunque entreguen una prueba en blanco),
especifica el Vicerrectorado de Estudiantes de la Universidad de
Extremadura.
Los alumnos "no deben firmar ningún examen", añade.
Esas etiquetas serán la única identificación de los estudiantes,
explica la Comisión Interuniversitaria de Galicia, y se trata de unos
adhesivos "personales e intransferibles". Esta
Comisión subraya también la necesidad de que el alumnado "mantenga las
orejas despejadas para la verificación de que no usan dispositivos
auditivos no permitidos".
Los diccionarios de Latín y
Griego se pueden utilizar en las pruebas correspondientes a estas
asignaturas, aunque pueden ser revisados para que no haya ninguna
anotación en ellos. Asimismo, esta Comisión gallega
avisa de que no se podrá abandonar el aula hasta pasados 30 minutos
desde el comienzo de cada ejercicio.
Por otro lado,
desayunar bien, llevar agua y algo sólido por si el tiempo de espera se
alarga, y evitar los repasos de última hora en profundidad son algunas
de las recomendaciones del profesor de Psicología de la Universidad San
Pablo CEU, Fernando Miralles. Según comenta este
experto en una nota de su universidad, entre el 15 % y el 25 % de los
estudiantes españoles presentan niveles muy elevados de ansiedad.
Aún siendo buenos estudiantes muchos no saben enfrentarse a exámenes
tan importantes como la EBAU y sienten "irritabilidad, agresividad,
susceptibilidad o mal humor, insomnio, malestar físico, aparición de
pensamientos negativos, ganas de dejar los estudios, miedo al fracaso y a
quedarse en blanco". Miralles aconseja durante el
examen leer bien las preguntas, calcular el tiempo, si no se está seguro
de alguna palabra cambiarla por un sinónimo y, si entran los nervios,
intentar parar y escribir en un folio 15 palabras que empiecen por la
misma letra y volver en pocos minutos a estar concentrado.
Después, celebrar el fin del examen y pensar que lo normal es haber aprobado.
"Lo peor que puede pasar es suspenderlo y en un mes volverás a tener
otra oportunidad con el mismo temario, el mismo tiempo para hacerlo y
habrás podido repasar todo más despacio", concluye.