EFE | El
presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha aceptado hoy el encargo del rey de ser el candidato a la investidura y de
intentar sacarla adelante "cuanto antes" al "no haber mayoría
alternativa al PSOE", si bien no ha desvelado en qué partidos buscará
los apoyos.
Sánchez ha asegurado que asume con "honor y responsabilidad" el mandato
de Felipe VI y con "una enorme gratitud" a la confianza de los
ciudadanos para que trate de armar "un gobierno estable para los
próximos cuatro años", para lo que ha apelado a la "responsabilidad" de
Unidas Podemos, de PP y de Ciudadanos. El líder del PSOE ha comparecido en el Palacio de La
Moncloa después de que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet,
comunicara la propuesta del jefe del Estado tras la ronda de consultas
con los partidos y afirmara que es "bueno" que el pleno de investidura
"se haga cuanto antes y prospere".
Como primera
medida en la nueva página que se abre, Sánchez ha anunciado que la
próxima semana iniciará una tanda de reuniones con todos los partidos, a
los que ha pedido "altura de miras". No ha dado
pistas de si su plan pasa por un ejecutivo monocolor o en coalición con
Unidas Podemos y se ha limitado a decir que aspira a "gobernar desde los
valores progresistas que encarna el PSOE" y con la voluntad de
construir "grandes consensos, dialogando con todas las fuerzas dentro
del marco constitucional".
"No hay mayoría
alternativa a la que propone el PSOE: o gobierna el PSOE o gobierna el
PSOE", afirmó Sánchez, que añadió: "en consecuencia, es responsabilidad
de todos" que la legislatura eche a andar, "singularmente", de los
socialistas, de Unidas Podemos, "sin duda alguna", y de PP y de
Ciudadanos. "Las cuatro fuerzas tenemos que encontrar
ese punto de equilibrio a partir de cuales sean las posiciones de cada
cual para facilitar la conformación de ese gobierno", ha remarcado.
Tras verse con el rey y antes de conocerse su encargo a Sánchez, el
líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, ha advertido de que la única
vía para contar con el apoyo de su grupo es que acepte una coalición por
ser la única manera de garantizar estabilidad y de que se van a aplicar
políticas progresistas. "Fuera del gobierno, es muy difícil que se cumplan los acuerdos", ha recelado Iglesias.
Ha revelado que no ha tenido ningún contacto con Sánchez desde hace dos
semanas, lo que ha achacado a su sospecha de que "la opción preferida
por el PSOE" sería que Cs facilitara su investidura.
Al contrario que hace tres años, cuando el líder de la formación morada
llegó al Congreso rodeado de sus escuderos para proclamar que había
comunicado a Felipe VI su propuesta de gobierno en coalición con
Sánchez, incluyendo varios ministerios y el CNI, esta vez ha comparecido
solo y sin hablar de reparto de carteras.
Iglesias
ha dado por hecho que si Sánchez quiere presentarse a la investidura,
deberá llegar con "los deberes hechos", para lo que ha presagiado
"semanas muy largas e intensas y con muchísimas presiones" por la
incertidumbre y la complejidad del escenario político. El PSOE cuenta con 123 escaños, que junto a los de Unidas Podemos (42), contabilizarían 165.
Los socialistas llegarían a 173 con los seis escaños del PNV, el de
Compromís y el del Partido Regionalista de Cantabria (PRC) y se
beneficiarían de la decisión de los tres diputados presos de Juntx per
Catalunya (JxCat) de no renunciar al acta a pesar de la suspensión, lo
que implica que no pueden votar. Con ello, Sánchez no
sería presidente a la primera al no alcanzar la mayoría absoluta
(PSOE), pero se situaría al borde en la segunda votación, en la que
adoptarían un papel decisivo los dos diputados de Unión del Pueblo
Navarro (UPN).
En caso de que no votaran los tres
diputados presos de JxCat, una abstención de los dos representantes de
Navarra Suma -coalición de UPN, PP y Cs- haría presidente a Sánchez,
siempre que el líder de ERC, Oriol Junqueras, también encarcelado y
suspendido, mantenga el acta, pero no participe en la votación.
Si los dos diputados navarros rechazaran apoyar a Sánchez, habría un
empate a 173, con lo que la investidura no prosperaría, todo ello si ERC
y EH Bildu votaran en contra del líder del PSOE.
El
presidente del PP, Pablo Casado, ha dicho que no pondría "ningún
impedimento" de que UPN se pueda abstener en la investidura de Sánchez,
siempre que los socialistas renuncien a intentar gobernar en la
comunidad foral y faciliten que lo haga Navarra Suma.
El líder del PSOE se ha comprometido a "no pactar con Bildu", si bien
no ha concretado si su partido en Navarra apoyaría a la coalición de
UPN, PP y Cs.
Casado ha emplazado al jefe del
Gobierno en funciones a que la negociación de la investidura "no se
dilate" por "tacticismos", al no observar una situación de bloqueo que
le impida formar gobierno con Unidas Podemos y otros socios o, incluso,
con una abstención de Cs. El líder de la formación
naranja, Albert Rivera, ha descartado cualquier apoyo a Sánchez, al
recordarle también que puede contar con los de Iglesias y "los socios de
la moción de censura" para armar una mayoría.
No ha
explicitado si Cs podría abstenerse, pero ha dado a entender que esta
opción tampoco entra en sus planes, sino ejercer una oposición "firme,
leal, constructiva y de Estado". En la ronda con el
rey se ha estrenado el líder de Vox, Santiago Abascal, que ha reiterado
que no apoyará al PSOE, aunque se ha mostrado dispuesto a secundar
iniciativas que encaminadas "a restaurar el orden constitucional en
Cataluña" y aplicar el artículo 155.
Antes de Abascal, pasaron por el Palacio de la Zarzuela Jaume Asens (En Común Podem) y la portavoz de JxCat, Laura Borrás.
Borrás ha llevado a don Felipe una carta de su compañero Jordi Sánchez,
a quien el Tribunal Supremo impidió participar en la ronda al estar
preso por el 'procés'. En su condición de "voz y
altavoz de los presos políticos", Borrás ha pedido "empatía" a Felipe VI
hacia ellos y le ha dicho que "los catalanes no tienen rey".