EFE | El presidente del Gobierno en
funciones, Pedro Sánchez, se ha dado tres semanas para tratar de recabar
los apoyos que aún no tiene para ser elegido en la investidura, fijada
hoy por la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, para el 22 de
julio, con una primera votación del candidato del PSOE el día 23.
Batet ha anunciado las fechas del debate de investidura tras hablar por
teléfono con Sánchez, que continúa en Bruselas en la cumbre de la Unión
Europea, y considerar ambos que son las idóneas para que Sánchez
disponga de tiempo para "hablar con los grupos parlamentarios y
garantizar su investidura".
Tras conversar Batet, el candidato socialista se ha
apresurado a destacar en un mensaje que España necesita un Gobierno
cuanto antes "para seguir avanzando hacia la igualdad, la transición
ecológica justa, la digitalización y el fortalecimiento del proyecto
europeo". Y fuentes socialistas han anunciado que Sánchez abrirá una nueva ronda de contactos con los partidos la semana próxima.
La sesión de investidura comenzará el lunes 22 a mediodía, con la
exposición inicial del propio Pedro Sánchez, y se reanudará a las cuatro
de la tarde con las intervenciones de los portavoces de los grupos.
Continuará al día siguiente, con los portavoces que falten por fijar
posición y después se celebrará la primera votación del candidato, que
precisará de la mayoría absoluta de la Cámara para ser elegido.
En el muy probable caso de que no lo consiga, la votación se repetirá
48 horas más tarde, el jueves 25 de julio, cuando ya solo precisará de
mayoría simple para ser elegido.
Meritxell Batet ha
reconocido que para elegir estas fechas "por supuesto" que ha tenido en
cuenta la posibilidad de una repetición de las elecciones en caso de que
Sánchez fracase, pero al mismo tiempo ha remarcado que en su
conversación no han contemplado esta circunstancia, sino una investidura
exitosa. Y es que con los plazos fijados por una
reforma electoral de 2016 que no se ha llegado nunca a aplicar, si
Sánchez no sale elegido el día 25 y no se celebra una segunda sesión de
investidura antes de dos meses, la convocatoria automática de nuevos
comicios llevaría a repetir las elecciones generales el 10 de noviembre.
Entre tanto, y a la espera de que Pedro Sánchez emprenda su nueva ronda
de contactos con los líderes políticos, algunos ya han anticipado
posiciones, como el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, el más duro con
el candidato Del PSOE, tanto que ni siquiera está dispuesto a conversar
de nuevo con él. "Yo no voy a perder el tiempo ni a
hacer perder más tiempo", ha manifestado al ratificar que volverá a
reunirse con Sánchez, con quien no tiene "nada más que hablar", ha
recalcado, de lo que conversó con él en sus tres conversaciones
anteriores.
Pablo Casado
Por su parte, el líder del PP, Pablo
Casado, ha criticado la "estrategia partidista y personal" del
presidente en funciones, y le ha instado a aclarar si pretende reeditar
el bloque parlamentario que le apoyó en la moción de censura o si en
realidad lo que persigue es "forzar" la repetición de las elecciones.
Un escenario que según ha admitido "no da miedo" al PP, aunque su
presidente lo ve una "tremenda irresponsabilidad" porque los españoles
ya votaron y "hay varias sumas" para la investidura; al contrario que
Rivera, sí se ha mostrado dispuesto a hablar de nuevo con Sánchez.
PNV
Desde el PNV, el portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, ha
advertido de que repetir las elecciones sería "un fracaso de la
política". Y por parte de Unidas Podemos, objeto de
toda la atención por su papel esencial para mantener a Sánchez en la
Moncloa, su portavoz parlamentaria, Irene Montero, ha alertado en un
tuit de que "Sánchez camina a una investidura fallida sin negociar nada
con nadie para presionar a Cs". Aunque en ese mensaje Montero también ha considerado "posible" en un gobierno "de coalición progresista en julio".
Sobre el papel de Unidas Podemos, el socialista Ximo Puig, presidente
de la Comunidad Valenciana, ha dicho que él no tiene "ningún problema"
en que el líder de esta formación, Pablo Iglesias, pueda tener un puesto
de ministro en un nuevo Gobierno de Sánchez.