EFE | El
sector de la aviación en la UE quiere que, antes de seguir explorando
una futura "tasa verde" a los vuelos, se implemente el Cielo Único
Europeo, iniciativa con veinte años de vida que busca una gestión
integrada del tráfico aéreo que conllevaría desplazamientos más baratos,
eficientes y sostenibles.
"La noción de que la gestión del tráfico aéreo se cierra en las
fronteras es una noción del pasado", declaró la presidenta del Órgano de
Evaluación del Rendimiento del Cielo Único Europeo, Regula
Dettling-Ott, durante la conferencia de alto nivel sobre la materia
celebrada hoy en Bruselas. Existe consenso en el sector en que esa estandarización e
integración del espacio aéreo en la Unión Europea (UE) y en los países
vecinos, cada vez más factible gracias al desarrollo tecnológico,
acarrearía numerosas ventajas.
"Europa y sus
ciudadanos merecen un espacio aéreo eficiente y sostenible, y esperamos
que la completa implementación de la visión del Cielo Único Europeo
conduzca a estas mejoras tan necesarias", señalaron en una declaración
conjunta veinte asociaciones sectoriales, entre ellas la Asociación
Internacional del Transporte Aéreo (IATA) y Airlines for Europe (A4E). De entrada, una gestión compartida del tráfico aéreo
permitiría ahorrar unos 5.000 millones de euros al año, según cifras de
la Comisión Europea (CE), lo que abarataría los desplazamientos si las
aerolíneas lo repercutieran en los billetes.
Mejoraría, además, la seguridad y la eficiencia de los vuelos, de forma
que se aminorarían las demoras, especialmente habituales en períodos de
alta actividad como el verano y una de las grandes preocupaciones de la
industria, que en 2018 vio cómo cada despegue se retrasó de media 1,73
minutos, lejos del objetivo de 0,5 minutos por vuelo.
"Los peores retrasos en Europa en la última década se registraron en
2018", declaró la ministra de Transporte de Finlandia, Sanna Marin, cuyo
país ostenta este semestre la presidencia de turno del Consejo de la
UE.
Según Airlines for Europe, plataforma que
defiende en Bruselas los intereses de las compañías aéreas, en 2018 se
cancelaron 5.000 en la UE sólo por huelgas de controladores aéreos.
Entre los más críticos con el sistema de control aéreo en Europa se
encuentra la aerolínea irlandesa de bajo coste Ryanair, la compañía que
más pasajeros transporta en la UE.
Choorah Singh,
responsable de la filial austríaca de la firma, Laudamotion, consideró
que esos retrasos de deben en gran medida al monopolio que disfrutan los
controladores aéreos en los países de la UE. "Si
nuestros pilotos de ponen en huelga, los viajeros pueden elegir otra
aerolínea. Pero si los controladores están en huelga, no hay otra
opción", dijo Choorah, quien subrayó que Ryanair paga anualmente unos
700 millones de euros en controladores mientras aumentan los retrasos,
cuando lo normal es que "si pagas algo y no te lo entregan, deberían
devolverte el dinero".
La tercera gran ventaja del
Espacio Único Europeo es ecológica, pues las aerolíneas aseguran que
permitiría reducir en un 10 % el impacto medioambiental de la aviación,
que el Ejecutivo comunitario sitúa en un 3 % del total de los gases de
efecto invernadero generados en la UE. "Las piezas
están, ahora tenemos que ponerlas juntas en el mismo marco regulatorio",
declaró Sylvianne Lust la directora general de la plataforma que aboga
por liberalizar el sector de la aviación comercial AIRE.
Sin embargo, y pese a los aparentes beneficios que aportaría el Cielo
Único Europeo, existe todavía un desafío capital para que despegue la
iniciativa alumbrada en 1999, y es de naturaleza política.
Según la presidenta de la comisión de Transporte del Parlamento
Europeo, Karim Delli, el problema radica en que los Estados miembros de
la UE son reacios a ceder competencias porque lo consideran una pérdida
de soberanía.
Esto no significa que en estas dos
décadas no haya habido avances. Por ejemplo, a través de la normativa
aprobada en 2004 que fija objetivos en términos de seguridad y
eficiencia, o mediante el creciente papel de Eurocontrol en la gestión
aérea. Pero no los suficientes, según los
representantes de un sector cada vez más congestionado, que registró un
aumento de vuelos del 6,1 % en 2018 en la UE y que espera que el tráfico
aéreo global doble su volumen para 2037 para alcanzar los 8.200
millones de pasajeros.