EFE | De
nuevo España ha registrado un máximo histórico en su índice de
envejecimiento al alcanzar un 125,79 %, es decir, que ya se contabilizan
125 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16, una proporción que,
desde que superó el 100 % en 2000, ha ido en aumento. Publicado recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE),
el índice del 125,79 % en 2020 supone el mayor crecimiento de la serie
histórica desde 2014, de casi tres puntos porcentuales en comparación
con el pasado año, cuando fue de 122,8 %.
Según la estadística, las comunidades más envejecidas son Asturias (224
%), Galicia (202 %) y Castilla León (201 %) y solo Ceuta (58 %), Melilla
(44 %) y Murcia (87 %) registran un índice de envejecimiento por debajo
del 100 %, con lo que presentan una mayor proporción de jóvenes. Fue a partir de 2000 cuando España empezó a ser una sociedad
envejecida, al presentar mayor proporción de personas mayores que de
jóvenes.
Ante estas cifras, algunas entidades como la Fundación Adecco
han querido reabrir el debate del "talento senior" como "única
alternativa" para el futuro del país.
En un comunicado, la Fundación considera que "no es de recibo"
que un 40 % de las candidaturas de los mayores de 55 años siga
descartándose en los procesos de selección y advierte de que las
políticas de discriminación positiva basadas en bonificaciones han
demostrado "su ineficacia" si no se acompañan de estrategias de
diversidad e inclusión.
Esta entidad recuerda también que la tasa de natalidad sigue
cayendo hasta registrar 7,6 nacimientos por cada 1.000 habitantes en
2019, lo que supone el dato más bajo desde 1941, cuando España vivía la
posguerra.
Además, la esperanza de vida sigue creciento y se sitúa en su máximo histórico de 83,2 años.
La Fundación señala, asimismo, que la relación
cotizante-pensionista cerró el pasado año con una cifra de 2,2,
considerándose una ecuación "sostenible" a partir de 2,5, lo que "no
garantiza", en el corto plazo, la sostenibilidad del sistema de
pensiones.
Por ello, urge a abordar retos como la cronificación sistemática
del desempleo entre algunos segmentos de la población, el desarrollo de
nuevos nichos de mercado o el impulso de incentivos fiscales y
laborales que impacten en las familias y estimulen la natalidad.