EFE | CaixaBank culminará la fusión con Bankia en el primer trimestre de 2021 y
el Estado pasará a tener el 16 % del nuevo grupo, una participación
valorada en unos 2.700 millones de euros, aunque la Fundación Bancaria
la Caixa se mantendrá como el principal accionista, con cerca del 30 %
del capital.
El grupo rechaza cualquier injerencia política y el consejero
delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, ha considerado en rueda de
prensa que la presencia del Estado, con un representante en el consejo
de administración, es una responsabilidad adicional para hacerlo "lo
mejor posible" y que se pueda recuperar la mayor inversión.
El futuro banco prevé ahorrar 770 millones anuales a partir de
2023, aunque para ello acometerá una reestructuración -aún por
concretar-, que supondrá el cierre de oficinas y el recorte de una
plantilla que supera los 51.000 empleados.
Antes de que la fusión culmine, CaixaBank y Bankia seguirán
compitiendo como entidades independientes e incluso, ha añadido el
presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, en la misma rueda de
prensa, es posible que aparezca una oferta de un tercero.
Cuando la absorción se materialice, CaixaBank, que seguirá
siendo el nombre del nuevo grupo, será el primer banco de España, con
más de 664.000 millones en activos y más de 20 millones de clientes.
Tendrá además la primera posición por cuota de mercado tanto en
depósitos, como en créditos y en ahorro a largo plazo, lo que consideran
clave para aumentar los ingresos en más de 290 millones.
Goirigolzarri y Gortázar han mostrado su confianza en que la
operación conseguirá el visto bueno de Competencia, pues en varios
países europeos la situación es muy similar.
El origen de la fusión, ha relatado Goirigolzarri, está en un
acercamiento del principal accionista de CaixaBank -la Fundación
Bancaria la Caixa presidida por Isidro Fainé- al Ministerio de Asuntos
Económicos, ya que Bankia está participada principalmente por el Estado a
través del FROB.
Las dos partes analizaron la operación y llegaron a la
conclusión de que podía tener sentido y como consecuencia de ello, ha
contado, las dos entidades convocaron a sus consejos de administración
de forma extraordinaria para reunirse el 25 de agosto.
Es a partir de entonces cuando empiezan las negociaciones entre
ambas entidades, por lo que el acuerdo de fusión se ha alcanzado en
menos de un mes dará como resultado que CaixaBank tenga el 74,2 % del
nuevo grupo y Bankia el 25,8 % restante.
Todo ello después de que los consejos de administración de ambas
entidades hayan aprobado este jueves la fusión por absorción de Bankia
por CaixaBank, con una ecuación de canje de 0,6845 acciones ordinarias
nuevas de CaixaBank por cada acción de Bankia.
El precio incluye una prima del 20 % sobre la ecuación de canje a
cierre del 3 de septiembre, que se eleva al 28 % frente a la media de
los últimos tres meses y llega al 35 % con el precio del pasado jueves, un
dato que tendrán en cuenta los accionistas, que tendrán que aprobar la
operación en sus juntas, previstas en noviembre.
La fusión valora Bankia en 4.300 millones y ello supone unos
2.700 millones para la participación en manos del Estado, una cifra muy
lejos del dinero inyectado, pero Goirigolzarri destaca que ahora tendrá
una entidad con mayor rentabilidad y eso es positivo en línea de
recuperar las ayudas.
La baja rentabilidad de la banca y las perspectivas económicas
avivan las fusiones, pero la crisis del coronavirus ha sido determinante
y, como ha añadido Gortázar, "para casarse en tiempos difíciles es
importante elegir a la pareja correcta".
Reparto de poder
Gortázar será el consejero delegado y el primer ejecutivo de la
entidad, algo que ha querido dejar claro Goirigolzarri tanto en una
conferencia con analistas como ante los medios de comunicación, tras
confirmarse que él será presidente ejecutivo en la nueva entidad.
Según ha explicado, personalmente creía que tenía la obligación
de involucrarse en este proyecto pero, a renglón seguido, ha dicho:
"cuando el consejo de administración y los accionistas consideren que no
soy de utilidad, me voy a mi casa tan contento".
Gortázar ha insistido en que el trabajo que conlleva la
integración merece la pena y descarta estar pensando en más operaciones,
tanto en España como en el exterior. "Tenemos bastante para desayunar,
comer y cenar mucho tiempo y para estar centrados los próximos años", ha
añadido.
También ha querido aclarar que CaixaBank es y seguirá siendo una
entidad financiera "responsable de su labor", sin ninguna vocación de
hacer política o estar en política.
Ruptura de alianzas
La fusión de CaixaBank y Bankia supondrá la ruptura de al menos
dos alianzas estratégicas firmadas por la última entidad y que chocan o
no tienen sentido ya en el paraguas del nuevo grupo: el acuerdo de
seguros con Mapfre y el de financiación al consumo con el francés Crédit
Agricole.
CaixaBank quiere seguir teniendo como socio a Mutua Madrileña,
por eso Gortázar ha explicado que negociarán con Mapfre y la alianza
será resuelta mediante el pago de una indemnización que se fijará en su
momento, aunque ha reconocido que ya manejan una cifra internamente.
Dividendo y capital
La entidad fusionada confía en poder pagar dividendo siempre que
las autoridades no lo desaconsejen, tendrá una morosidad del 4,1 % en
España y una cobertura del 64 %, de las más altas entre los principales
bancos españoles.
Contará con una "sólida" posición de capital que permitirá absorber los costes de reestructuración y otros ajustes.
La ratio de capital de máxima calidad o CET1 de la entidad será
del 11,6 %, una cifra que les deja "muy tranquilos" en palabras de
Gortázar y por la que no ve necesario ampliar capital.
De hecho, esa cifra es más teórica y proforma, y la realidad va a
ser mejor, ha aventurado, ya que algunos gastos futuros, como por
ejemplo en inversiones, se contabilizan desde marzo y se llevarán a cabo
de forma más escalonada.