El Confidencial
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José Manuel López García
Internacional

Diez soldados de EEUU mueren en ataques rebeldes en Irak

18-10-2006

El ejército estadounidense reconoció la pérdida de 10 soldados en ataques rebeldes en Irak, un balance particularmente elevado en este país donde la situación es descrita por el ex secretario de Estado, James Baker, como "un desastre". En Bagdad, un representante del jefe radical chiita iraquí Moqtada Sadr fue liberado dos días después de su detención por las fuerzas estadounidenses, tras una intervención del primer ministro, Nuri Al Maliki, lo que ha irritado a los norteamericanos. Según el ejército, los 10 soldados estadounidenses perecieron el martes en ataques en Bagdad, en la provincia de Diyala, más al norte, donde la insurrección está activa, y en la provincia occidental rebelde de Al Anbar, mientras la violencia confesional continúa generando otros sucesos mortales. En Al Anbar, las fuerzas estadounidenses han tenido el número más importante de pérdidas desde la invasión de Irak en marzo del año 2003. Desde inicios de octubre, 67 soldados han perdido la vida en el país, uno de los balances más elevados para el ejército estadounidense en un período de menos de tres semanas. Según un recuento de la AFP basado en cifras del Pentágono, 2.776 soldados de esta nacionalidad y personal asimilado han muerto desde la invasión. Más de 140.000 militares estadounidenses están desplegados en Irak, de los cuales 120.000 pertenecen al ejército de tierra repartidos en 15 brigadas de combate. El jefe del Estado Mayor, Peter Schoomaker, indicó el 12 de octubre que las fuerzas de tierra están preparadas para conservar el mismo nivel de soldados hasta el año 2010. Pero a pesar de este despliegue masivo, las matanzas confesionales y los ataques rebeldes se han duplicado en estas últimas semanas, con decenas de muertos por día. James Baker, que preside una comisión especial sobre Irak creada por el Congreso con el apoyo de la administración del presidente estadounidense, George W. Bush, describió la situación en la radio británica como "un desastre". Según el diario Los Angeles Times, la comisión que preside va a proponer cambios mayores en la estrategia en Irak de aquí a principios de 2007. Se estudian dos opciones: una retirada de las tropas por etapas o la participación de Irán y Siria en un esfuerzo común para detener los combates. La BBC especula con una tercera posibilidad: concentrar todos los esfuerzos en la estabilización del país y olvidar el objetivo de un régimen democrático. Bush rechaza cualquier calendario de retirada, uno de los temas más calientes de cara a las elecciones legislativas del 7 de noviembre en Estados Unidos, cada vez más peligrosas para la mayoría republicana a medida que las malas noticias afluyen de Irak. Par su parte, fuentes chiitas y medios iraquíes anunciaron la liberación por parte de los estadounidenses del dirigente local de la milicia de Moqtada Sadr, el jeque Mazen Saidi. "El primer ministro, Nuri Al Maliki, ordenó la liberación del jeque Mazen Al Saidi", indicó la televisión pública Iraquia. Visiblemente contrariados, los responsables del ejército norteamericano afirmaron, en una primera reacción lacónica, que "el jefe Saidi fue liberado a petición del gobierno iraquí esta mañana". En privado, los dirigentes estadounidenses en Irak no esconden su irritación por esta demanda de Maliki, que afecta a una persona sospechosa de implicación en las violencias confesionales. La milicia, el Ejército del Mahdi, está acusada de ser una de las principales responsables de su propagación. Unos 2.000 partidarios del jeque habían desfilado, antes de su liberación, en un barrio del oeste de Bagdad, con proclamas en contra de las fuerzas "ocupantes" estadounidenses.





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