El vicepresidente de la diputación de Lugo, Antonio Veiga Outeiro, publica en las redes sociales una loa al terrorista de Resistencia Galega detenido como presunto autor del atentado al ayuntamiento de Baralla. No parece muy democrático ocupar un cargo institucional de relevancia y al mismo tiempo aplaudir a los que ponen bombas. Se equivoca el señor Veiga, los que ponen bombas arruinan sus vidas, las de sus familiares y las de posibles víctimas. Regalarles los oídos solo contribuye a que vayan más lejos en sus paranoias. Las bombas no son el camino y de hecho don Antonio está sentado en un escaño provincial. Un poquito de coherencia, por favor.