Antonio Lodeiro / Radio Líder. Agustín Hernández,
exconselleiro de Infraestructuras, Medio Ambiente y Territorio, persona cercana
al presidente de la Xunta, se presenta como candidato a la reelección por el
Partido Popular a la Alcaldía de Santiago de Compostela, después de los
acontecimientos que tanto llamaron la atención a lo largo de la legislatura que
ahora termina.
Pregunta.- Llega a la Alcaldía en una situación
convulsa. Lleva cierto tiempo y ¿se ha normalizado el concello de Santiago,
política y administrativamente?
Respuesta.- No
debo de ser yo el único que opine al respecto. Objetivamente, es el sentimiento
generalizado de la ciudad. Hay un hecho concreto: en su momento hubo un momento
de tensión al abandonar el BNG el Pleno, había una manifestación en la Plaza del Obradoiro. Cuando tomó posesión
la última concejala no electa, Marta Cancelo, incluso el representante del BNG
tuvo unas palabras cariñosas hacia ella. La vía administrativa se ha
normalizado y la ciudad ya no vive la tensión anterior. Me siento satisfecho
por ello y creo que ha valido la pena.
P.- Hasta ahora ha trabajado en estabilizar y ahora se
presenta a las elecciones dentro de la normalización. ¿Cuál es su ofrecimiento
a la capital de Galicia?
R.- Le
ofrezco el conocimiento que he adquirido de la ciudad, junto con mi equipo. Ese
trato con los vecinos, ese diálogo constante, lo hemos trasladado a un proyecto
de futuro, ilusionante, a un programa de 350 medidas que están definidas. Un
proyecto para una Compostela más solidaria, más emprendedora, con más progreso.
Que tenga más futuro para los vecinos, una ciudad donde se complete su
entramado diario, que tenga mejores servicios y que se resuelvan los problemas
históricos que nunca se resolvieron en la ciudad. La gestión municipal nunca ha
sido el objetivo de las últimas corporaciones. Se puede comprobar con
cuestiones tan claras y sorprendentes como que los funcionarios estén
repartidos en dieciséis ubicaciones diferentes. El secretario tiene que salir
del edificio del ayuntamiento para despachar con el alcalde. Esta ciudad ha
vivido con una inercia desde un gran alcalde que la dirigió, Xerardo Estévez.
P.- ¿Es posible que algunos antecesores suyos se hayan
perdido más en la representatividad del cargo que en la propia gestión?
R.- Efectivamente,
ese es el diagnóstico que yo hago. Santiago tiene un doble aspecto: el de
recibir a la canciller alemana, a Su Majestad el Rey, al presidente del
Gobierno, a los ministros, a gente con mucha notoriedad. Eso hace que puedas
olvidar que tienes que resolver los problemas de 95.000 habitantes. Tienes que
arreglar el pavimento, el problema de las parroquias, qué problemas hay en el
rural como las conexiones con Internet. En anteriores responsabilidades tuve
ocasión de viajar por Galicia; ahora, nuestro rural no es el de antes. Los
alrededores de Santiago son parecidos a las zonas rurales de Galicia, donde hay
necesidades ligadas a la agricultura y ganadería, explotaciones agrarias,
problemas de desbroce, de transporte público. Nosotros tenemos un compromiso muy
serio con la reforma radical del transporte público en nuestro ayuntamiento,
que se lleva haciendo lo mismo durante muchos años. Es evidente que Santiago ha
cambiado y nosotros ofrecemos nuestra experiencia y vocación de servicio para
resolver estos problemas que, sinceramente, nadie abordó.
P.- Esa singularidad necesita de alguna medida
especial, al ser capital de nuestro territorio. ¿Qué medidas tiene previstas?
R.- Por parte
del Ayuntamiento, capacidad de entendimiento sobre todo y diálogo constante, una
mente abierta. Es muy fácil hablar de integrar, de resolver los problemas, pero
no es tan fácil hacerlo. Hay que tener capacidad de entendimiento con las
administraciones, que son vitales para nuestra ciudad. Primero, con la Xunta de
Galicia, para ir incrementando las aportaciones económicas a la capitalidad. Y
para las aportaciones de la Xunta al Consorcio, para distintas actuaciones y
rehabilitaciones. Y también con la Administración Central, que es una pieza
clave en relación con las infraestructuras que ya están en marcha. Está el
Ministerio de Fomento ejecutando la ampliación de la AP-9. Pero entre todos
necesitamos que se concreten los accesos a los polígonos industriales. Seguir
colaborando para concretar la aportación a la catedral, que es el edificio más
importante de Santiago de Compostela. El Gobierno central ha comprometido 17
millones de euros. Eso es colaboración inteligente, como la de haber rematado
la Plaza de Abastos. Santiago vivió una primera revolución y una época de
esplendor al recibir la capitalidad; ahora nos toca la segunda revolución de
las personas, de los compostelanos, que estén felices de vivir en la mejor
ciudad de Galicia, que dé oportunidades, que siga en la senda de la disminución
del paro y en la que también tengamos un aspecto solidario.
P.- Alguna vez le he oído hablar del área
metropolitana, del “Gran Santiago”. ¿Qué nos puede decir de eso?
R.- Consideramos
que el “Gran Santiago” es una realidad. El área de influencia de Santiago es
una realidad en el ámbito sanitario, que beneficia a la zona norte de
Pontevedra, de la zona sur de Coruña y que llega, incluso, hasta el hospital
del Barbanza. Funciona el área metropolitana a efectos del transporte, que permite
que haya muchos vecinos que trabajan en Santiago y viven en los concellos
limítrofes, que pueden venir con mucha facilidad y con transbordos gratuitos, a
nuestra ciudad. Ahí es donde debemos trabajar en el futuro para que, por
ejemplo, se vayan incorporando más ayuntamientos al área metropolitana, para
conseguir coordinar los servicios con el objetivo de prestarlos de forma más
barata y eficiente.
P.- ¿Qué sería el “Gran Santiago”, qué territorios
abarcaría?
R.- Abarcaría
las comarcas del norte de Pontevedra y toda la zona próxima a Santiago,
llegando hasta Padrón, el Barbanza, la zona de Lousame. La zona del norte,
llegando hasta Oroso e incluso hasta Arzúa y por qué no Melide, porque la
autovía de cara a Lugo ya está siendo una realidad.
P.- En todas las encuestas hay dos variables
permanentes: la situación económica y el paro y la corrupción. ¿Qué puede hacer
su ayuntamiento en una cuestión como el paro?
R.- Foros de
intermediación, donde hubo 63 ofertas de empresas que ofertaron 200 puestos de
trabajo. Pasaron 3.000 personas. Obradoiros de empleo, como los que hemos
llevado a cabo para poner en valor una escuela unitaria y crear una senda verde
en un lugar maravilloso de nuestro ayuntamiento. Y colaborar activamente con el
tejido empresarial. Estamos relativamente satisfechos, aunque en cuestiones
como el paro nunca se puede estar satisfecho porque es la principal política
social. Una persona que trabaja no requiere la atención de los servicios
sociales.
P.- ¿Qué índice de paro tiene Santiago?
R.- Un 17 %,
estamos por debajo de la media gallega y también de la nacional. En relación
con las ciudades gallegas, en situación de gran privilegio, muy por debajo de
ciudades como Vigo. Lógicamente, Santiago es influida por las cifras
turísticas, pero también tiene un sector empresarial importante, ligado a los
servicios pero también a las tecnologías de la información y comunicación.
P.- Hablaba el otro día Carlos Negreira de crear
empresas de tecnología punta entre Santiago y Coruña…
R.- A partir
del número importantísimo de empresas que tenemos, y en colaboración con la Universidad
y con el campo de la salud, esa colaboración inteligente puede concretarse en
el curso de esta actividad, que está generando mucho empleo y mucha riqueza
allí donde se está impulsando.
P.- ¿Qué relación tiene que haber entre concello y
Universidad?
R.- Santiago
y la Universidad son lo mismo. Quiero que exista, como ahora mismo, un
entendimiento y una colaboración constante entre ambas. Santiago, sin la
Universidad, no es nada y la Universidad, sin Santiago, tampoco. Hay que colaborar
con un impulso conjunto como, por ejemplo, para poner en marcha la nueva
Facultad de Medicina, en el entorno del Hospital Clínico. O para colaborar con
el rector y el equipo de dirección de la Universidad en esa negociación sobre
los fondos del nuevo marco de financiación universitaria en el sistema unitario
gallego, para que recoja las peculiaridades de nuestra Universidad. También, a
través de convenios con la Universidad, el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio,
poder trabajar en la posible ubicación de viveros de empresa o de iniciativas
empresariales que, no solamente permitan estar en los sectores más punteros,
sino que también posibiliten la creación de empleo y riqueza en cuestiones como
la que hablábamos de nuevas tecnologías, en las que Santiago tiene mucho que decir.
P.- El turismo sigue siendo la columna vertebral de la
actividad económica de la ciudad. ¿Alguna medida especial?
R.- Seguir
colaborando con todas las administraciones, seguir promocionando nuestra
ciudad, que requiere una promoción continua e inteligente en los nuevos
mercados: Canadá, Estados Unidos, los mercados del lejano Oriente. Seguir
incrementando las conexiones internacionales de nuestro aeropuerto, dar
servicios de calidad, trabajar coordinadamente con el sector de la hostelería.
Yo creo que eso es imprescindible. La ciudad, a veces, ha funcionado al margen
del sector hostelero y ha de ser permanentemente permeable a sus demandas.
Hacer iniciativas como la de finales de este año, una feria relacionada con
todos los productos turísticos del Camino de Santiago, que posteriormente
podría ser itinerante, pero que tenga como referencia el Camino. Tenemos que
trabajar para aumentar las pernoctaciones y poner en valor nuestra zona de
influencia.
P.- La reciente visita del alcalde de Oporto puso de manifiesto
otra vez la discordancia entre los tres aeropuertos gallegos, incluso haciendo
ver que el “Sá Carneiro” podría ser la tumba de ellos. ¿Qué es lo que hay que
hacer con esta situación, al margen de que cada alcalde tire para su ciudad?
R.- Cooperación
inteligente. Es normal que cada uno mire por su ciudad pero hay que
coordinarse, no queda otra, y aprovechar lo que se tiene. Nuestra obligación es
que su rentabilidad y su uso sea el mayor posible.
P.- Si lo miramos bien, Galicia no es más que una gran
ciudad de dos millones y pico de habitantes…
R.- Cuando yo
empecé mi recorrido profesional era impensable tener una reunión y comer en
Vigo y tener después otra reunión por la tarde en Coruña y volver a Santiago.
Eso se puede hacer hoy sin problemas, afortunadamente. Hay hasta personas que
trabajan en Santiago y viven en La Coruña, y viceversa. Esa es una realidad que
está cambiando Galicia. La conectividad de nuestro territorio, con el cambio
generacional, acabará con los localismos casposos.
P.- Las encuestas nos dicen que podemos entrar en una
fase política de negociaciones. ¿Es consciente de ello?
R.- Sí.
Nosotros peleamos y luchamos, políticamente hablando, para tener más votos que
nuestros adversarios y gobernar. Pero tenemos un programa para servir a
nuestros vecinos y, a partir de ese planteamiento, hablaremos con todo el
mundo, entendiendo que la lista más votada debe llevar la iniciativa para
dirigir la ciudad. El único condicionante es nuestro programa y el beneficio
general.
P.- Aunque quizá sea un debate que haya que dejarlo
para más adelante, ¿usted sería partidario de una segunda vuelta en la que se
midieran los dos candidatos más votados?
R.- Habría
que hacer una reflexión al respecto sobre cómo se gestiona el día después de
las elecciones. Los pactos pueden enriquecer la política y funcionar las
coaliciones. Pero pueden darse circunstancias, como ha ocurrido en algunos
ayuntamientos de Galicia que grupos minoritarios puedan acceder a cuotas de
poder que de ninguna manera representan el mandato electoral. Cualquier
herramienta –segunda vuelta o mayoría de la lista más votada- habría que
concretarla con amplio consenso que responda al sentir general de la
ciudadanía. En Grecia, por seguir el último ejemplo, una mayoría cualificada ha
significado que determinada fuerza política tenga una representación que le
permite llevar a efecto un programa que no está suponiendo mucho para el país
pero permite llevar a cabo la gestión. En fin, esto se debería abordar con
prudencia, seriedad y con vocación de recoger la sensibilidad general de la
ciudadanía.
P.- La fusión de municipios en Galicia, que es
necesaria, da la sensación de que si no la hacemos a punta de bayoneta….
R.- En las
directrices de Ordenación del Territorio se habla de áreas urbanas, de nudos de
población, de cómo se debería de organizar el territorio para que fuese mejor
para los ciudadanos. Es difícil concretar acuerdos de fusión desde abajo hacia
arriba y, por lo tanto, aunque parezca una imposición, un acuerdo político de
envergadura, con altura de miras y visión de futuro y una acción clara del
Gobierno de España haría un mapa administrativo y municipal muchísimo más
sostenible.