La Fiesta de la Lamprea cumple este año su edición quincuagésimoséptima y
representa para Arbo una de la fechas más importantes del calendario,
especialmente este año que se estrena como “Fiesta de Interés Turístico
Nacional”. Esta distinción reconoce la antigüedad, la continuidad, el arraigo y
la singularidad de este evento, logrado gracias al trabajo de los vecinos,
restauradores y pescadores de este municipio del sur de la provincia de
Pontevedra.
La Fiesta que celebramos
el último fin de semana de abril, acoge a más e 25.000 visitantes a los que
invitamos a compartir una de nuestras señas de identidad más afamadas, nuestra
gastronomia. Desde la antigüedad, en
muchas culturas, compartir “el pan y la sal” era un acto simbólico que
demostraba mucho más que generosidad, implicaba un lazo de hermandad y amistad.
Y si compartir “el pan y la sal” tiene
tanta transcendencia, imaginen el significado que para los arbenses tiene
compartir la lamprea, nuestro más preciado tesoro, un pez venerado por los
romanos, que maridado con nuestros afamados vinos de la D.O. Rías Baixas, se puede disfrutar en los reputados
restaurantes de nuestra villa desde principios del mes de enero hasta finales
del mes de mayo, y por supuesto, en Arbomostra, la Feria Agroindustrial y Artesanal
de la bisbarra del Condado-Paradanta, que suma este año, su vigésimotercera
edición.
La Fiesta de la Lamprea
pretende agradecer y homenajear a los pescadores, a los hosteleros, a los
cocineros y cocineras por seguir preparando este pescado a lo largo de tantos
años y transmitiendo de padres a hijos unas recetas que permiten mantener viva
una tradición propia, que gracias a la implicación de gobiernos municipales y
autonómicos, y al apoyo de los medios de comunicación, llega a todos los
rincones de nuestra geografía.
La lamprea es un pez que lleva
existiendo más de 500 millones de años. De hecho es uno de los primeros
vertebrados de los que hay constancia en la tierra. Nace en el río, migra al
mar y vuelve unos tres años después, en edad madura para desovar… y parece que
ha encontrado en nuestro Miño uno de los mejores ambientes para desarrollarse.
Y es que Arbo forma parte indisociable del río Miño, el recurso fluvial más
importante y con mayor longitud de Galicia, y la lamprea de sus aguas es la más
afamada de la Comunidad.
La tradición se respira en esta villa
fronteriza y nuestro entorno atesora joyas milenarias como las “pesqueiras”,
barreras discontinuas construidas en piedra encajada dentro del río sin
sujeción, junto a la orilla, que permiten dirigir a los ejemplares
contracorriente hasta la red que propicia su captura. Éste, además de ser un
método de pesca sostenible desde el inicio de los tiempos, permite el remonte
del río a la mayor parte de los ejemplares para el desove, y conforma un
paisaje fluvial de gran relevancia en el terreno paisajístico del Valle del
Miño. Algunas de estas construcciones cuentan con más de 1.000 años de
antigüedad, aunque es posible que muchas sean anteriores, pues según se cuenta
en estas tierras, ya los emperadores romanos eran aficionados a llevarse al
plato las lampreas de Arbo, que ordenaban trasladar vivas hasta la capital del
Imperio donde se conservaban en viveros hasta el momento de su consumo… De las
700 pesqueiras que en su día marcaron el devenir del río, hoy se sigue
trabajando con unas 400 a pleno rendimiento.
Por algo se nos conoce como “la
capital de la lamprea del río Miño”, y también por eso, desde hace más de medio
siglo –de hecho tenemos una de las fiestas gastronómicas más antiguas-, celebramos
un gran evento durante el último fin de semana de abril, entre el 28 y el 30,
que este año será vivido por primera vez como Fiesta de Interés Turístico
Nacional: la Festa da Lamprea. Departamento de comunicación