Más de 400 personas han muerto y 6.700 han resultado heridas por el seísmo que ha devastado el oeste de Irán, donde siguen hoy a contrarreloj las tareas de rescate para intentar hallar supervivientes entre las ruinas.
Edificios convertidos en escombros, vehículos aplastados, campamentos improvisados para los damnificados y comercios y escuelas cerrados eran el desolador paisaje de varias poblaciones de la provincia occidental de Kermanshah, fronteriza con Irak. EFE