MADRID | Tras
meses en los que el PP ha ignorado a Vox, haciendo oídos sordos a sus
críticas, el partido de Pablo Casado se ha lanzado en los últimos días y
con las elecciones de Castilla y León de fondo, a la ofensiva contra
una formación que consideran la "falsa derecha" y que está al alza en
los sondeos.
Los populares sostenían que su único adversario era el líder del PSOE y
presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pero ahora también apuntan sus
ataques hacia su derecha, tras haber debilitado a su otro competidor,
Ciudadanos, hasta dejarlo al borde de la desaparición. En otoño de 2020, el líder del PP, Pablo Casado, cargó con dureza
contra el presidente de Vox, Santiago Abascal, en la moción de censura
de éste contra Sánchez, pero desde entonces la formación había evitado
entrar en el cuerpo a cuerpo.
La presidenta madrileña, Isabel Díaz
Ayuso, no confrontó en su campaña y recibió después el respaldo de este
partido para formar Gobierno en solitario. Y hasta ahí
el entendimiento de los de Abascal con los populares. Aunque sí
aprobaron las cuentas de Díaz Ayuso, Vox se negó a apoyar los
presupuestos de Juanma Moreno en Andalucía y los del alcalde José Luis
Martínez-Almeida en la capital de España y los populares comenzaron a
dar la réplica a Vox, de forma cada vez más explícita.
Tras
pactar el gasto con tres ediles escindidos de la candidatura de Manuela
Carmena, Martínez-Almeida puso en cuestión la utilidad de Vox y acusó a
este partido de hacer una pinza junto a Más Madrid. Días antes, cuando
constataba el desacuerdo presupuestario, acusó a la formación de no
presentar enmiendas parciales por no querer trabajar.
Pero ha sido el secretario general del PP, Teodoro García Egea, el
que ha elevado el tono contra Vox, al que ha denominado "falsa derecha" y
ha colocado en el bando de los perdedores, porque a su juicio la única
papeleta que gana elecciones es la del PP. El número dos del PP
también les ha acusado de intentar "apropiarse de candidatos que son del
PP" o se ha preguntado si este partido usa a los madrileños "como
rehenes para intentar enfrentar a personas del PP", por su apoyo a Díaz
Ayuso, que finalmente no fue a cambio de derogar leyes LGTBI.
"No
se puede acusar a otros de cobardes cuando uno pone una exigencia y
luego pasa por el aro, se calla y se esconde", apuntó al respecto Egea,
ante las repetidas críticas de los de Abascal, que consideran al PP un
relevo de los socialistas. Sobre el candidato de Vox en Castilla y León, el abogado burgalés
Juan García-Gallardo, hasta ahora un desconocido, el PP ha ironizado
sobre su conocimiento de la región y le ha animado a que conozca el
territorio y sus gentes, que buscan reformas, "no insultos ni broncas".
Este
intercambio, en el que no ha participado Díaz Ayuso, adrileña, se
produce mientras Vox sigue al alza en las encuestas, tanto a nivel
nacional como en Castilla y León, donde podría duplicar por diez el
procurador con el que cuenta en la actualidad y este partido ha augurado
una entrada "brutal y masiva". En el centro de mandos del PP restan importancia a este crecimiento.
En la dirección creen que se debe a una burbuja electoral, como la que
en su día vivió Ciudadanos, que creyó ser capaz de adelantar al PP. Y
consideran, que como entonces, se pinchará.
También ven en
Génova interés político por parte del PSOE en engordar las expectativas
electorales de Vox, con el objetivo de igualar el peso de los populares y
los de Abascal para dañarles. Casado habló de un mantra de Sánchez para
situarles en la soledad y en la radicalidad.Y aunque niegan
preocupación, sí han entrado en confrontación.
Todos los que no forman
parte del PP son sus adversarios, sostienen, al tiempo que deslizan en
público argumentos a favor del voto útil. Pese a confrontar ahora con Vox, el partido de Pablo Casado no ha puesto
una línea roja a este partido ni ha vetado pactos de Gobierno, aunque
el objetivo, recalcado estos días, es gobernar en solitario: en Castilla
y León y en La Moncloa. EFE