Ante las elevadas temperaturas de estos últimos días, todos los medios de comunicación han ido incorporando a sus noticieros diferentes casos intencionados de deslustre a diferentes líderes políticos, a fin de conseguir ampliar el número de lectores en el mes de Agosto.

En primer lugar, la profesión periodística se caracteriza por el conjunto de actividades relacionadas con la recogida, elaboración y difusión de información actual o de interés para transmitirla al público a través de diferentes medios de comunicación, verbales y/o escritos. Sin embargo, en los últimos tiempos la mayoría de la información publicada presenta un carácter partidista e intencionado, bajo la única premisa de privar, quitar o dejar en evidencia la celebridad, fama, honra, respeto o buen crédito de cualquier persona, para lo que se utilizará cualquier adminículo que se encuentre a disposición del informante, sin importar ninguna circunstancia concurrente.

Para lo cual, la transmisión de información se ha convertido en la denominada prensa rosa, en la que priman los elementos que afecta exclusivamente a la vida diaria de una persona, con independencia de cuál sea la información a fin de descabezar a alguna organización o poner en evidencia a individuos concretos. Cabría añadirse que los disparos periodísticos son a dianas previamente señaladas, con serios intencionamientos partidistas y donde la transparencia e igualdad son relativos (por que como dice el dicho popular, la mierda de todos siempre huele igual).

Con lo anterior me refiero al caso al cuidador – asistente personal de Don Pablo Echenique Robba el cual percibía una cantidad pecuniaria por los servicios prestados, pero sin la oportuna sujeción a la legalidad laboral vigente, aunque dicho punto no se ha analizado en ningún medio informador. En consecuencia, la figura del político ha sido convertida a efectos de la opinión pública como un diablillo discapacitado que efectúa operaciones económicas dudosas, sin importar las declaraciones efectuadas por el afectado, un análisis legal adecuado al caso y comparar si los restantes políticos, cumplen o no la legalidad.

Respecto del elemento de la legalidad, los medios de información han carecido de la suficiente valentía, si se puede llamar así, de analizar el caso, más allá de predeterminar a Don Pablo la maldad del acto, por cuanto, si se trajera a colación lo dispuesto en el Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, en consonancia con el Real Decreto-ley 29/2012, de 28 de diciembre, de mejora de gestión y protección social en el Sistema Especial para Empleados de Hogar y otras medidas de carácter económico y social y la Ley 20/2007, de 11 de julio, del Estatuto del trabajo autónomo. Asimismo, debería incidirse que, si realmente las actuaciones tuvieran carácter fraudulento, me preguntó ¿Por qué no ha actuado de oficio los órganos inspectores y sancionadores de la Seguridad Social y, además, de la Agencia Tributaria por los ingresos obtenidos por el trabajador autónomo?

E incluso, aquellos que rápidamente critican la ilicitud del actor, solamente han informado que el asistente tiene cuatro hijos, encontrándose en situación de desempleo desde entonces, sin que, en ningún momento, se le haya podido ofrecer un puesto de trabajo justamente pagado en las empresas que lo han utilizado. Y, es más, hay algún medio que hubiere investigado más a fondo, detallado del coste real de contratar en la forma que indican y comparado a nivel nacional la situación de otras personas, públicas o no, que dispongan de un asistente del hogar familiar o personal. (Para más información facilito el siguiente link: http://www.fundacionintra.org/elparoconotrosojos/materiales/normativa_cambio_domestico_2012_resumen.pdf). Igualmente, podría plantearse el debate sobre la justicia de la legalidad vigente, pero dicho aspecto, parece que no es objeto interés alguno.

En segundo lugar, a lo anterior debería adirse si la maldad de Don Pablo Echenique Robba es comparable con otros casos de verdadera corrupción política, por ejemplo, en los que la utilización de recursos económicos públicos o, sin mediar los anteriores, se observen actuaciones claramente de ocultación de ingresos y/o tenencia injustificada de dinero en el extranjero sin haber sido declarados a la Agencia Tributaria.

Finalmente, no es plausible comprender la libertad de información en similitud a la denominada prensa rosa, por cuanto, el devenir de los días ofrece multitud de noticias que pasan desapercibidas reiteradamente.

Carlos Mallo