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José Manuel López García
Cartas al Director
Mi rincón

El Día de la Mujer

07-03-2025

Cada 8 de marzo, el mundo se viste de morado, se alzan pancartas y se pronuncian discursos en honor a la mujer. Se habla de sus derechos, de su lucha y de la necesidad de un mundo más justo e igualitario. Pero, ¿y el resto del año? ¿Acaso la mujer deja de ser el pilar sobre el que se sostiene la sociedad cuando el calendario avanza? 

La mujer no es solo un símbolo al que se le rinde homenaje una vez al año. Es la fuerza que impulsa la vida misma. Es madre, hija, hermana, amiga, compañera. Es trabajadora dentro y fuera del hogar, en empleos remunerados y en aquellos que, aunque invisibles, sostienen el mundo. Es educadora cuando ayuda a sus hijos, enfermera cuando cuida de sus mayores, psicóloga cuando escucha, mediadora cuando pacifica conflictos. Es el timón de un barco gigantesco que, sin su mano firme, se perdería en el caos. 

A lo largo de la historia, se nos ha querido hacer creer que la mujer es el “sexo débil”. Pero ¿Cómo puede ser débil quien lleva en su cuerpo la capacidad de gestar vida? ¿Quién soporta dolores inimaginables para traer al mundo a sus hijos y, después, sigue adelante con la misma fortaleza? La mujer no solo da vida en el sentido biológico, sino también en el emocional y social. Es la que cría, la que sostiene, la que impulsa, la que construye. No solo porque es la fuente de vida, sino porque es quien la mantiene en marcha. Su esfuerzo es la columna vertebral de la sociedad, su entrega es el engranaje que lo hace todo posible. 

El verdadero reconocimiento no debería limitarse a un solo día. No basta con flores, discursos emotivos o mensajes en redes sociales. La mujer merece respeto, equidad y oportunidades reales todos los días del año. Merece que su voz sea escuchada, que sus esfuerzos sean valorados, que su trabajo, bien sea dentro del hogar o en cualquier ámbito laboral, no sea menospreciado, que no tengan que demostrar el doble, para que se les conceda el mismo prestigio y el mismo sueldo que el hombre. 

Porque sin la mujer, simplemente, el mundo no existiría. Así que sí, el 8 de marzo es una fecha importante, un recordatorio necesario de todo lo que aún queda por hacer. 

Pero el día de la mujer no es solo ese día, es cada día que una madre lucha por sus hijos, cada día que una trabajadora, se levanta temprano para ir a trabajar, cada vez que sacrifica sus sueños por los de los demás, cada vez que se enfrenta a las adversidades con la cabeza alta, aunque no tenga ninguna ayuda de nadie que le rodea, es cada vez que decide ser quien es, sin miedo ni disculpas. 

Porque la mujer no necesita que se le otorgue un día en el calendario. Lo que necesita es que, de una vez por todas, el mundo reconozca su valor, todos los días, sin excepciones. Y sobre todo que se la respete, en todos los sentidos y en todos los ambientes. Que se le valore por lo que es, no por lo que se espera de ella. Que no se le reste importancia ni se le relegue a un segundo plano, como si su presencia fuera un complemento y no una base fundamental de la sociedad. 

Ya no debería de haber luchas, son demasiados años, demasiadas generaciones esperando a que, la mujer no sea vista ni como un ser inferior, ni como una excepción cuando alcanza el éxito. No se trata de ser superiores al hombre, sino de ocupar el lugar que siempre le ha correspondido: el mismo nivel, las mismas oportunidades, los mismos derechos, sin condiciones ni excusas. 

Es inaceptable que en pleno siglo XXI aún haya que exigir lo evidente. Que aún haya quien cuestione la capacidad de la mujer, que aún se le pague menos por el mismo trabajo, que aún tenga que demostrar una y otra vez lo que el hombre nunca necesita justificar. El mundo avanza, pero a veces parece que la mentalidad de muchos sigue anclada en el pasado. ¿Hasta cuándo? ¿Cuánto más hay que esperar para que se entienda que la igualdad no es un privilegio, sino una justicia que llega demasiado tarde? 

El día de la Mujer no es una fecha para felicitar, es una fecha para reflexionar. Para darse cuenta de que la mujer no necesita reconocimientos vacíos, sino hechos concretos. Respeto real, valoración sincera, derechos que no sean discutibles. 

El mundo sin la mujer se detendría, y es hora de que se le reconozca como lo que realmente es: imprescindible.

Conchi Basilio


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