La situación en Grecia desde hace unos seis años con la crisis económica es desesperada, ya que el 45 por ciento de los jubilados griegos son pobres, y el 40 por ciento de los niños malvive por debajo del umbral de la pobreza. Este ambiente tremendo para una parte muy considerable de la población helena es algo vergonzoso, y la UE tendría que dar ayudas económicas para solventar los numerosos casos de miseria existentes en el bello país griego. No debería ser insensible al sufrimiento inmerecido de ciudadanos que también son europeos.
No me extraña que en Atenas, la hermosa capital griega, se oiga el grito de sus muros, con numerosos grafitis o pintadas. Con frases que expresan la desolación reinante. Por ejemplo, fajos de billetes de los que salen unas garras monstruosas. Es la manifestación de la crueldad sin límites de la voracidad financiera que destruye proyectos vitales, y hunde en el horror.
Otra imagen impactante que aparece en los muros atenienses es un plato de comida repleta de moscas, reflejo de la podredumbre, y del desorden existente. Hasta se observan incitaciones a la lucha, y la violencia como el dibujo de un tipo con un cóctel mólotov.
La ira, la desesperación, la rabia y el dolor llenan los muros de Atenas, a través de dibujos y frases que gritan al mundo la insoportable situación de los pobres.
Los miles de mensajes escritos en las calles de esta ciudad de cinco millones de habitantes son exclamaciones políticas, ante la indiferencia generalizada de la comunidad internacional, que no tiene en cuenta lo que está sucediendo en esta parte de Europa, o simula que lo desconoce. También es posible que lo relativice, irracional e injustificadamente.
Lo que reclaman los griegos es lo que ellos mismos crearon con el inicio de la filosofía y la democracia hace unos 2.500 años. La justicia, la igualdad, la equidad, la bondad, la compasión, la solidaridad, etc., son valores éticos que deberían ser practicados, de un modo real, en la actualidad en Grecia, con los más desfavorecidos, con los peor tratados por el sistema capitalista, con los que están abandonados a su suerte.
Está claro que el problema de la redistribución de la riqueza de los países, de un modo más igualitario, es la asignatura pendiente de la mayoría de los estados del mundo.
Porque sería un procedimiento compensatorio de las desigualdades excesivas que causan la pobreza. Habría que crear sistemas de reparto de bienes básicos, o aumentar los ingresos de los salarios más bajos, por medio de impuestos que fueran dedicados a aumentar, claramente, el poder adquisitivo de las familias, para que puedan vivir con un cierto bienestar mínimo y suficiente. Que vivan ciudadanos pasando hambre, y en una situación de indefensión espeluznante en Grecia me parece absolutamente intolerable.
Y lo preocupante es que la indiferencia de la UE y de Alemania sigue sin mostrar atisbos de cambio, para dar dinero al gobierno griego, con el fin de que atienda las necesidades vitales de casi la mitad de los jubilados griegos, y de los niños. Que son un claro reflejo de lo que está sucediendo, cotidianamente, en una gran cantidad de familias helenas.
José Manuel López García