Siguen pasando los días sin que todos nuestros queridos gobernantes formen un gobierno representativo de la ciudadanía después de las elecciones generales del pasado 20 de diciembre de 2015, sin perjuicio de la importancia de la situación actual, económica y social de las familias que conforman el estado español.
Podrían indicarse dos hechos fundamentales como únicos destacables del momento en cuestión, derivados directamente de la incapacidad de consecución de un consenso para / con los miembros del partido más representativo y restantes fuerzas representativas y las audacias de insensato líder izquierdista, inhábil para la formación del gobierno.
La primera referencia es consecuencia directa de las políticas desarrolladas en los últimos cuatro años por un partido político incapaz de resolver los problemas actuales de España, pese a tener el mayor poder político desde tiempos inmemoriales, aupar un descontrol territorial – financiero en zonas de España y, presumir de lo impresumible, es decir, de la supuesta y ficticia “recuperación económica”, llegando a incurrir en errores pasados.
A pesar de los sueños esperanzadores de algunos, los muy y mucho españoles no viven los mejores momentos, cuando asfixiados por la carga impositiva que han decido imponerles, su escenario vital no ha mejorado para nada. Es más, por cambios legislativos recientes, han empeorado bastante, citándose a modo de ejemplo, el desmesurado control sancionador de los agentes de los Cuerpos de Seguridad del Estado, la voracidad inspectora de los órganos fiscalizadores del Estado y Comunidades Autónomas y las actuaciones inspectoras catastrales – urbanísticas para echar abajo alpendres o pequeñas construcciones, dado su carácter ilegal.
Los miembros del Partido Popular han carecido de valentía suficiente para poner en orden el mal estado que se encontraron, construido y bien conocido por ellos, abandonado ante el desarrollo de sus redes de corruptela e incapaces para solventar por la presión de líderes feudales territoriales.
El segundo punto mencionado se refiere a un líder político incapaz de alcanzar un acuerdo estatal entre todas las demás fuerzas políticas, unidas por el deseo de lanzar al Partido Popular de las instituciones, a cualquier precio. Para ello se han producido reuniones, charlas formales y conversaciones con / sin luz y taquígrafo entre tod@s los dirigentes políticos, infructuosas en todo momento, como consecuencia de un acuerdo adoptado entre dos fuerzas políticas sin mayoría representativa para alcanzar gobierno. Y, aun así, se asoma al precipicio a sabiendas del resultado esperado, doble negativa por las demás fuerzas, por lo que ¿vuelta a empezar?
La respuesta es negativa, la imposibilidad de nuestros actores impide la consecución de un buen acuerdo de gobierno, y, en consecuencia, como decía la canción, la vida sigue igual, con un gobierno en funciones incapaz de llevar a cabo acciones reales y políticas eficaces, una oposición que no se pone de acuerdo definitivamente, y un futuro escenario de repetición de elecciones, tod@s sin darse cuenta verdaderamente que repetir elecciones derivará, por desgracia, en una repetición resultados electorales, diputado arriba – diputado abajo.
Si las posibilidades para el bienestar social y económico de España se centran en torno a la repetición o no de las elecciones, es indiferente el negro futuro que se avista, siendo necesaria una reflexión política general tendente a la resolución de los grandes problemas de este país.
Carlos Mallo