Se han terminado el tiempo de espera y posibles pactos, el Rey de España, Felipe VI ha firmado, por desgracia, este martes a las nueve horas y treinta y siete minutos el Real Decreto de Disolución de las Cortes Españolas y la Convocatoria de las elecciones para el próximo 26 de junio, lo cual no significa más que la publicidad del secreto a voces mantenido por todos nuestros políticos desde la última celebración de las elecciones generales.
Las pocas posibilidades de consecución de pactos gubernamentales y formación del poder ejecutivo para el próximo período electoral quedarán en el olvido de los españoles, haciéndose más públicas y notorias las supuestas culpas, terquedades individualistas y responsabilidades políticas de los diferentes actores que no han querido alcanzar el acuerdo para la gobernación de nuestro país.
El acuerdo de salvación promovido por los partidos políticos PSOE – Ciudadanos ha sido un verdadero espejismo del un quiero y no puedo, no secundado, como cabía de esperar por azules y morados, que han llevado al ridículo democrático de los dirigentes de ambos partidos. Sin embargo, el error ha sido mantenido hasta las últimas consecuencias por cuanto, las negociaciones con PODEMOS han estado presididas por el férreo mantenimiento del citado pacto, con independencia, de la admisión casi total de los puntos propuestos en el Documentos del partido morado. Asimismo, el partido que ha conseguido más de siete millones de voto se ha sentado de bazos cruzados hasta...
¿Y ahora qué? El tremendo fracaso político implica para todos los ciudadanos la obligada y tardía repetición de elecciones generales, con el gasto económico derivado de ello, la repetición de las grandes promesas y soluciones milagrosas de los problemas de los españoles, la innecesaridad de debates políticos televisados que no aporte modificación alguna a un electorado cansado y sin que ningún partido aporte cambio alguno respeto de la última cita.
Cabe incidir que la política del miedo impulsada por el ejecutivo del gobierno tendente a la observancia de la gravedad de la situación de Venezuela, Cuba y Argentina como ejemplo de las políticas de PODEMOS y el PSOE han comenzado, así como las graves afirmaciones del mantenimiento del sistema corrupto y quebrado por los continuos casos de corruptela del Partido Popular no hacen sino infringir cualquier atisbo de un resultado bueno para la gobernación de España.
Pese a todo la chulería mantenida roza lo absurdo por cuanto la situación de los españoles es un tema secundario para los partidos políticos, movidos por la necesidad de salvedad de sus cuentas particulares, continuidad en el puesto y vuelta a la normalidad para los siguientes cuatro años.
Carentes de cualquier partido político sensato con posibilidades de dar un cambio deseado, los restantes se batallarán hasta la consecución del anhelado título de Presidente del Gobierno, sin importar las posibles consecuencias político, económica y sociales de sus programas electorales y promesas públicas, ante la existencia de una población todavía en crisis con una de las tasas de paro más alta de la zona euro, la no mencionada subida impositiva a nivel local y autonómico y la falta de apoyo a la economía estatal.
Es más, ante la obligada cita electora se observa nuevamente una falta de líneas de actuación definidas por cualquier partido, que recogen en sus programas las mismas esperanzas, invitaciones y proposiciones antañamente pronunciadas antes del 20 de Diciembre del año 2015, mientras siguen saliendo la multitud de corrupciones, fechorías públicas, saqueos gubernamentales y aprovechamientos individualistas que han salido y saldrán en prensa hasta la cita electora, quizá ninguno resulte tan repugnante como el pronóstico personal que me atrevo a realizar, el cual no es otro, que la repetición de elecciones será un nuevo fracaso para los ciudadanos españoles previamente anunciado, por cuanto se limitará a contadas subidas o bajadas de escaños sin alteración del reparto global, por lo que en 2017, desgraciadamente, será obligada una nueva cita en las urnas.
Carlos Mallo