Según hemos conocido estos días, la labor de captación de socios que efectúa el Deportivo está atravesando su mejor momento de la historia, no en vano las cifras oficiales hechas públicas estos días hablan de más de veintiséis mil socios y sitúan al club coruñés y a su afición entre las diez primeras de Primera División y también en uno de los primeros puestos en cuanto a la proporción de asistencia a Riazor con respecto a la capacidad del estadio. Ni siquiera en la época más brillante de Lendoiro se habían alcanzado estas cifras, que demuestran que en este terreno la junta directiva parece llevar el camino correcto, que puede convertirse en una vía de optimismo con la llegada de las esperadas ayudas televisivas.

Si en lo que se refiere al número de socios y apoyos al Deportivo se sigue la senda adecuada, no parece lo mismo en lo que se refiere a la orientación que se quiere dar al cuadro técnico, auténtico talón de Aquiles hasta ahora de los gestores blanquiazules.

Como intuían casi todos, las horas de Víctor Sánchez estaban contadas. Se le achacó, principalmente, falta de autoridad en el vestuario, si bien es cierto que tuvo que echar de menos unas cuantas veces la falta de apoyo de quienes debían de apuntalarlo con sus actuaciones o con sus opiniones. Ya con las maletas hechas, Víctor recibió dos sentidos apoyos, “vía twitter”, los de dos de los más significados futbolistas de la plantilla de este año: Mosquera y Lucas Pérez, quienes se mostraban abiertamente favorables al madrileño y daban a entender, queriéndolo o sin querer, el distanciamiento entre los que se manifestaban públicamente y otros, que habían sido solapados en comparecencia ante los medios informativos veinticuatro horas antes. Mosquera le mostraba su “respeto” a Víctor y le deseaba “lo mejor” para el futuro. Mientras, el goleador le pronosticaba que “seguirás triunfando en muchos banquillos”.

Pero del funcionamiento de la “guillotina”ya escribíamos hace una semana y no se trata de volver sobre el mismo asunto. Ahora hay que buscar la  renovación y mirar al futuro. Y, como no podía ser de otra manera, hay una cola enorme de entrenadores dispuestos a salir en auxilio del Deportivo. La directiva, al parecer, ya se puso manos a la obra y, antes de fichar al nuevo entrenador, ya ha contratado a un futbolista turco del Galatasaray.

Entre los nombres de entrenadores que figuran en primer plano sobresalen los de Paco Jémez y Miroslav Djukic, dos exjugadores de la época gloriosa del club. El primero  tiene, al parecer, su domicilio y a su esposa en La Coruña, mientras que el segundo es un trotamundos, que también cuenta con vivienda en la ciudad. También suena Gaizka Garitano, otrora entrenador del Eibar, así como Lucas Alcaraz, aunque éste más bien suele entrenar por el Sur.

Obsérvese que todos los nombres citados tienen a sus espaldas una aureola de fatalidad, ya que todos cuentan con descensos a Segunda División en su historial. Y eso debería de tenerlo presente la directiva a la hora de la contratación porque el aspecto psicológico también cuenta. Y si no, que le pregunten a Lotina.

Probablemente, el más apetecible para todos sería Paco, que se enorgullece del estilo de juego que pone en práctica. Desde estas líneas alabamos su estilo y su valentía, pero hay que ser lo suficientemente consciente y práctico como para poder variarlo si la categoría de la plantilla de la que dispones no da la talla para alcanzar los objetivos por esa vía, que posiblemente haya sido lo que le pasó al andaluz al frente del Rayo Vallecano.

Pero, bueno, no adelantemos acontecimientos y esperemos a ver quién y cómo firma por el Deportivo y qué futuro le espera con los precedentes que le contemplan. Suerte y mano izquierda le harán mucha falta, con unos y con otros.

Antonio Llamas