En continuación con el artículo anterior, deberá analizarse que la formación encabezada por D. Pedro Sánchez Pérez – Castejón ha sufrido una segunda, y, consecutiva derrota electoral en su historia, por cuanto reduce en 5 escaños y, correlativos, votos su frágil posición parlamentaria. Sin embargo, no se observa una autocrítica interna, en la que ningún dirigente socialista ha decido presentar su dimisión, cambiar su posición política o postulados públicos, a saber, se observa un tono alegre al haber evitado el fantasma del “sorpasso” que la totalidad de los medios periodísticos y encuestas publicadas no han dejado de repetir hasta la saciedad.

El partido socialista se encuentra en un gran dilema, por cuanto, o bien procede aladefinitiva permutación de sus dirigentes y políticas públicas a desarrollar para tratar de recuperar definitivamente el voto espantado, o bien, se decide a impulsar el llamado cambio progresista, tras los constantes e incesantes ofrecimientos que UNIDOS PODEMOS ha realizado. Es más, no han sido pocos estatistas y/o politólogos los que se han apresurado a indicar la conformación de un gobierno cambalache (conformado por la unión del partido socialista, Unidos Podemos, Esquerra Republicana de Catalunya, Convergencia Democrática de Cataluña, Coalición Canaria y Bildu), toda vez, que las matemáticas cuadran su conformación, con independencia, de la problemática futura.

Han sido muy pocos los miembros socialistas críticos con los acontecimientos recientes, incapaces de reconocer la grave pérdida de confianza y de escaños del partido junto con las causas de las mismas y incapacidad de respuesta operativa, lo cual no hace sino, convencer el no voto de los ciudadanos para futuras elecciones.

Los integrantes socialistas se regodean de la clara superioridad por los votos obtenidos frente a otras formaciones – coaliciones políticas, más arriesgadas, en sus esperanzas subjetivas, pese al fracasado obtenido. En ningún momento, ni D. Pedro Sánchez Pérez – Castejón ni la totalidad del fraccionado socialista se ha considerado un verdadero presidenciable, cuyas evidentes luchas internas y ausencia de ideario definido, han sido incapaces de frenar al conservador D. Mariano Rajoy Brey, en número de votos y escaños.

La responsabilidad electoral no se circunscribe de forma unitaria al líder socialista y a su equipo de campaña, sino más bien a la desfragmentación latente y evidenciable desde largo tiempo. Ejemplo de lo anterior se observa en un análisis detallado del resultado en Galicia, por cuanto, han sido incapaces de forjar unas verdaderas primarias abiertas bajo la premisa de la democracia directa, sin la atenta mirada de los señores de Ferraz, cuya traducción ha sido la imposibilidad de alcanzar una mayoría de votos suficiente en los municipios gallegos, con excepciones observables, a pesar de, que se obtuvieran cerca de dos mil votos más que el 20 de Diciembre.

¿Y si finalmente, se celebran terceras elecciones? La opción comienza a vislumbrase claramente, siendo necesario realizar algún cambio o evidencia electoral, como, por ejemplo, el reconocimiento pública y formal de la relación mantenida con ciudadanos, o sino, constituir de forma clara una integración en UNIDOS PODEMOS, al igual que ha sucedido con Izquierda Unida, en estas elecciones.

Sin embargo, antes de las terceras, se requerirá si procede el impulso del reciente candidato elegido en Galicia para medir sus ansias por presidir el Gobierno de la Xunta de Galicia, si el grupo En Marea se le permitiera, para lo cual las dudas son más que evidentes.

Carlos Mallo