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José Manuel López García
Cartas al Director
Mi pluma

¿Hay futuro?

04-07-2016

Una vez finalizado temporalmente, el agotamiento electoral al que nuestros políticos han querido someternos, salen a la luz, los datos laborales más importantes, tales como los desempleados inscritos, el número de personas en activo, las cifras de contrataciones efectuadas... que muestran la mejoría de la actividad económica y salubridad laboral de España que había sido anunciada previamente por los videntes de los Dirigentes Populares.

Por suerte, ya se han publicitado con bombo y platillo los nuevos datos del paro que ofrecen una falsa mejoría de los datos económicos y laborales como recoge este diario online que: “España tiene más de tres millones de parados”(http://www.galiciadiario.com/web/frontend_cargar_noticia.php?id_noticia=93148# ).

Sin embargo, no pueden aceptarse de forma radicaldicha mentira mil veces repetida y publicitada, por cuanto el resultado de la cifra de desempleo indicada es consecuencia de las numerosas trampas legales ya introducidas, la temporalidad por razón vacacional del empleo en España, los nuevos contratos temporales firmados, por días, semanas o quincenas, durante este nuevo período, y por no indicar, la contratación necesaria derivada de la destrucción de empleo en condiciones de menor calidad.

Asimismo, no debe olvidarse que las empresas y autónomos españoles soportan una de las mayores cargas fiscales de toda Europa, gracias a la subida fiscal impulsada por el Partido Popular en su periplo de gobernación, limitada muy parcialmente por la reforma introducida a finales del 2015. La actividad económica requiere de dos elementos unidos inseparablemente, empresarios comprometidos con su actividad y ausencia de dificultades burocráticas – fiscales para el desarrollo de su actividad.

No es menos cierto la relativa mejoría de las cifras económicas en España por el efecto del turismo en España ante el inicio de las vacaciones de verano que permitirán a cuantiosos agradaciados disfrutar de tiempo de ocio en la península, y que permitirá salvar de la quiebra a pequeños y medianos empresarios, sumergidos de forma permanente en la crisis. ¿Y qué empresario en su sano juicio podría proceder a la contratación en términos antaño normales, hoy extintos? La respuesta a lo anterior es cuando menos utópica al ver la realidad en la que los trabajadores en activo se encuentran a diario, con sueldos y salarios pésimos, condiciones laborales complicadas y, si existiera, futuros imprevisibles. Ningún estado que prolongue este ambiente económico no posee un buen porvenir para sus con ciudadanos.

Y por encima, un gobierno en funciones ha tenido la valentía de extraer 8.700 millones de euros del fondo de reserva de la Seguridad Social para abonar la paga extra del mes de junio, sin que medie sensatez ni responsabilidad alguna para con los españoles, por cuanto, si resulta cierta el escandaloso dígito, por valor de 25.200 millones de euros restantes en el Fondo de Reserva. En menos de cinco años, las últimos de Filipinas han quedado totalmente desprotegidos al haber vinculado, sin haber prestado consentimiento alguno, el Fondo de Reserva de las Pensiones a la Deuda Pública Española, (por no indicar la pérdida de poder adquisitivo de los mismos con la última reforma legal introducida popular), cuando menos hace peligrar injustificadamente a los pensionistas españoles y, en muchos casos, sus familiares a su cargo.

Debería traerse a colación las palabras que el presidente en funciones que grito para las elecciones del pasado 26 de Junio de 2016: "España no está para experimentos ni bromas", menos mal que a juicio del presidenciable Don Mariano Rajoy Brey el futuro de las pensiones no es un tema lo suficientemente serio, a lo que convendrá agregar la ausencia de importancia, conocimiento y opinión que para los restantes líderes políticos dicha bomba económica ha poseído.

Indubitablemente, a nadie parece importarle las consecuencias económicas y sociales de los pensionistas españoles para el año que viene, para lo que no existe ninguna previsión a corto plazo para acometer, con la salvedad de realizar un nuevo período electoral y el gasto financiero que ello conlleva, y si no, que lo arregle el siguiente, si quiere o puede.

Carlos Mallo


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