Hoy martes comienza la duodécima legislatura de la democracia. Pero todavía no se sabe, si va a durar semanas o meses, o cuatro años. Si se hace caso a lo reiterado por Pedro Sánchez va a ser corta, y se irá a terceras elecciones el próximo 27 de noviembre. Me parece que la política debería ser más seria. Y, si es preciso cambiar la Constitución, deberían arbitrarse mecanismos jurídicos excepcionales para intentar buscar soluciones a la situación de provisionalidad en el Gobierno de la nación, que está padeciendo la ciudadanía española. Aunque, el problema de fondo es que el garantismo y el blindaje del propio texto constitucional, hace muy difícil hallar una salida a la situación de interinidad existente.
Las incertidumbres son varias. Una de ellas es saber, si Rajoy se presentará a la investidura. Parece que sí, pero no es seguro. Su propósito es ser investido como presidente del Gobierno, en torno al 5 de agosto, para no dilatar la formación del Ejecutivo, en exceso.
Si no cambia de planteamiento el PSOE, parece que la legislatura será breve. Y esta situación puede prolongarse en el tiempo. Porque, en el supuesto de unas hipotéticas terceras elecciones, que se celebren a finales de noviembre, podríamos asistir a más de lo mismo, en un proceso, aparentemente, sin fin conocido a corto plazo. Esto puede sonar a política ficción, pero ya estamos en ella, en cierta manera.
Ciertamente, el espectáculo que está proporcionando, cierta parte de la clase política española, no es, precisamente, ejemplar. Da la impresión que estamos en una especie de subasta o trueque de la investidura. Y lo digo con todo el respeto.
En el fondo, en mi opinión, los dirigentes de los partidos deben hablar, y ver si llegan a acuerdos de algún tipo. Pero, sin engaños, disimulos, ni medias verdades. Sobre todo, por razón del debido respeto a los votantes, y a todos los españoles. Y si Rajoy no logra ser investido como presidente, le correspondería el turno a Sánchez que fue el segundo partido más votado, aunque sea con pocas probabilidades de conseguirlo.
Pero la indefinición y las dudas excesivas no son buen planteamiento político. En este sentido, Unidos Podemos son más claros en sus propósitos y en sus ofertas de negociación, ante un posible fracaso en la investidura del PP.
Las hemerotecas son muy útiles para saber lo que han dicho los líderes políticos, exactamente, por ejemplo, en los últimos ocho meses. Y cada ciudadano puede deducir sus propias conclusiones, sobre la coherencia de cada formación política. En este orden de cosas, la actitud de los dirigentes de Podemos es la más coherente, en relación con las propuestas que envió a Sánchez. Se trata de iniciar una vía política de consenso y acuerdos para llevar a cabo una política social frente al neoliberalismo salvaje, que pretende acabar del todo con el Estado del Bienestar.
José Manuel López García