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José Manuel López García
Mi pluma

¿Qué pasa Pablo?

31-07-2016

Han transcurrido semanas desde la última cita electoral, en el que se ha observado la desaparición de un partido que pese a haber obtenido un buen resultado electoral y acometer una muy buena campaña política, parece que sus principales dirigentes han desaparecido por motivos de enfermedad.

Ninguno de sus dirigentes ha sabido formular una contestación lúcida, manifiesta, comprensible e indiscutible respecto de la pérdida de votos más allá de afirmar que la cultura del miedo ejecutada por el Partido Popular y el Partido Socialista, en menor medida, ha funcionado mejor que en las anteriores fechas electivas. El cambio de actitud o aptitud del partido de UNIDOS PODEMOS muestra la evidencia del fracaso de haber querido aspirar a todo a quedarse en nada, cuyo ejemplo más cercano temporal, sin contar con el asalto a la presidencia del gobierno, el relativo al intento de elegir como presidente del Congreso a D. Francesc Xavier Domènech Sampere, sin alcanzar acuerdo alguno con ninguna otra fuerza política.

Se observa un primer problema fundamental que atiende a la propia razón de la existencia de UNIDOS PODEMOS, como principales herederos del 15 – M, por cuanto se va disipando a medida que las políticas ejecutadas por D. Mariano Rajoy Brey se alargan en el tiempo. En correlación con lo anterior, el mensaje agresivo político sobre los problemas de la ciudadanía de antaño ha sido objeto de suavización (y /o, vaciamiento intencionado) constante hasta llegar a desaparecer de la órbita parlamentaria, por no indicar el fiascopor el acercamiento oficial al Partido Socialista, mediante declaraciones falsa de conversión a la socialdemocracia.

La anterior estrategia hubiera alcanzado un gran éxito si el tortazo electoral no se hubiera producido por cuanto la propia (pre –) existencia y aguante del Partido Socialista, con base en las inquebrantables relaciones de clientela cultivadas durante los últimos 30 años. En cuyo caso, el asalto a los cielos anunciado deberá esperar, la imposibilidad de asumir el gobierno de España, y, por ende, el control del gasto público, conlleva, como mínimo la resignación de los actuales dirigentes hasta la próxima cita electoral, fuere cuando fuere, con la única salvedad de sumas estrambóticas e improbables.

Asimismo, deberá adirse otro problema relativo a su propia existencia, por cuanto UNIDOS PODEMOS es fruto de la confluencia de hasta 16 partidos políticos, desmembrados posteriormente en grupos políticos, foros, agrupaciones, etc., entre los que se incluyen, entre otros, Izquierda Unida o EQUO, lo cual implica, constantes indecisiones de forma y de fondo. De forma se observan en su propia distribución por cuanto la mayoría de sus confluencias exigen la creación / separación como grupo propio, intervenciones independientes de los demás o solicitud de control del presupuesto. De fondo se muestran las diversas ideologías contradictorias claras y la imposible ruptura de la disciplina de voto, característica de los demás partidos. En consecuencia, lo que parecían 71 escaños de la formación morada se verán reducidos más bien a la mitad, y, estando obligados a agradecer los restantes dos millones de votos constantemente a la otra mitad.

Igualmente, el logro de la formación morada no debería ser degenerado del todo por cuanto la creación, existencia y lucha de un partido político y de un argumentario político a la velocidad de vértigo a la que han sido creados son dignos de admiración, pero adolecen de la propia organización interna y falta de gestión de personas comprometidas que requieren el paso del tiempo y la propia experiencia política.

A la par, debería traerse a colación la radical transformación de un líder carismático y atractivo hacia un líder perdido por incapacidad de organización, imposibilidad de continuar un discurso único e ir aderezando de escándalo en escándalo (respecto de las personas integrantes como de los gobiernos locales y autonómicos gobernados) sin tiempo material.

Finalmente, no debería olvidarse que una gran parte de su electorado presenta un gran descontento respecto de las políticas desarrolladas en las ciudades del cambio, por cuanto, su devenir muestra numerosas similitudes con sus predecesores, sumada a la aceptación de la imposibilidad de ejecución de las promesas efectuadas en tiempo electoral.

¿Y ahora qué? El dicente carece de capacidad suficiente para proponer soluciones a los problemas de una formación camino de la desaparición o localización en un espacio minoritario, por lo que sería necesario una refundación real de la formación (con diferencias a las que durante años se han realizado en Galicia con el BNG), y con, el irremediable canje de actores políticos que lideren la formación, siempre, si no se evitan, claro está, de la celebración de las terceras elecciones generales.

Carlos Mallo


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