Ante la caída del dirigente socialista Don Pedro Sánchez Pérez – Castejón por dimisión obligada, la nueva posición del partido socialista ha comenzado a fraguarse en manos de la Gestora presidida por Don Javier Fernández Fernández, el cual deberá comenzar las negociaciones con el Partido Popular para la abstención y consecuente formación de gobierno del líder popular.El devenir del tiempo la amenaza de la repetición de elecciones tiene fecha de caducidad para el día 23 de Octubre, siendo imprescindible respuesta inmediata por ambos partidos.
Sin embargo, el posicionamiento del partido socialista se percibe demasiado frágil, a calzón quitado y de firma obligada rápidamente por cuanto los hechos acaecidos representan la negativa firme del partido socialista, al menos de los críticos, a experimentos gubernamentales en España. Las negociaciones por la parte socialista para la gobernación no han podido empezar y terminar de la peor manera derivado del obcecamiento previo y careciendo de elementos de cambio para el convenio político.
¿Qué podrían pactar? Las palabras de Don Felipe González Márquez relativas a la posible dimisión los dos líderes, no podrá ejecutarse finalmente desde el bochornoso espectáculo vivido pasada semana que no hacen sino reforzar al candidato popular ante la rotura e inestabilidad del partido socialista. Ni tampoco podrían exigir puestos en el gobierno de España por cuanto la entrada en el gobierno presidido por Don Mariano Rajoy Brey implicaría la desaparición de las posibilidades de encabezar la oposición parlamentaria al grupo popular.
Es más, la táctica que podrían tratar de resucitar los dirigentes socialistas sería traer a colación los pactos conseguidos con Ciudadanos en lasdos investiduras fracasadas para la consecución de un mayor consenso político, a la vez que un reforzamiento de las posturas de ambos partidos, arrastrando al partido encabezado por Don Alberto Carlos Rivera Díaz al apoyo de los mismos, siempre y cuando no se hubiere invitado previamente a las negociaciones en curso.
Los partidarios del acuerdo podrían tratar de mejorar de forma oculta el posicionamiento socialista mediante inyecciones de financiación extraordinaria en los territorios presididos por los socialistas, unido a la rebaja de la crítica política en los mismos y una relajación contenida del cumplimiento del déficit económico interterritorial. A la par, si los varones populares consiguen jugar bien sus cartas podrían acordar con el partido socialista la finalización gobiernos locales que mantuvieran con PODEMOS o entidades políticas similares, como Madrid, La Coruña o Santiago de Compostela, cediendo dichas alcaldías a los referentes socialistas del lugar.
Respecto de la aplicación de las normas aprobadas mayoritariamente en la legislatura pasada, como por ejemplo la reforma de la ley educativa, podría acordarse la suspensión de la misma para su posterior reforma, cualquiera y cuandoquiera que fuera, favoreciendo la oposición mantenida hasta el momento por los líderes socialistas, hasta la auténtica reforma sensata de la misma, conjuntamente aprobada. El tiempo de la gobernación de forma independiente con mayorías absolutas ha terminado por el momento, siendo necesario la incorporación deldialogo continuado como nueva forma de hacer política, los acuerdos inquebrantables en temas significativos para el estado y la necesidad de entendimiento respecto de los ciudadanos españoles.
Ciertamente, si el objetivo de ambos partidos estuviera presidido por la consecución de los intereses del estado y para con sus conciudadanos, las negociaciones deberán estar presididas por posicionamientos tácticos de Win – Win, en el que los dos partidos salgan reforzados y busquen quebrar las posibilidades de alcanzar el poder a inexpertos aventureros que han conseguido introducirse en la totalidad de las instituciones españolas con actitudes destructivas. Realmente, si el partido socialista pretende recuperar el prestigio perdido, las posibilidades de gobierno de España y los electores perdidos, no deberían mantener postulados cegados como los mantenidos hasta el momento respecto de ningún grupo parlamentario.
Carlos Mallo