Los cambios que se están produciendo en la sociedad actual están dando lugar a que surjan problemas que afectan a la labor docente, como la ya habitual indisciplina del alumnado, la delegación de responsabilidades educativas propias de la familia al docente, la escasa valoración del profesorado, la diversidad del alumnado y mucho más.
El docente trabaja no solo intelectualmente, sino debe trabajar para programar sus clases, realizando un ajuste de la materia y el tiempo del que dispone, da clases sobre diferentes temas, tiene en cuenta los diferentes intereses y capacidades del alumnado, realiza trabajo administrativo y además se lleva a casa gran cantidad de trabajo, lo que le supone más esfuerzo del que la mayoría de los padres no conocen.
Es habitual escuchar las quejas, entre muchos maestros y profesores, de que cada vez es más difícil lograr que los estudiantes les escuchen y estén suficientemente atentos en las aulas. El problema es importante puesto que la falta de atención es uno de los principales desencadenantes de los retrasos en el aprendizaje, y en consecuencia del fracaso escolar.
Es difícil encontrar un solo docente que no haya sufrido este problema en su clase. Las nuevas formas de ocio y comunicación, como los teléfonos móviles e internet, son fuentes que crean una necesidad de respuesta inmediata, que favorecen las distracciones en la mayoría de los alumnos. Otro problema de falta de atención son los motivos personales, consecuencia de las familias desestructuradas, bien sea por separaciones o la falta de trabajo en el entorno familiar, problemas que afectan de lleno a los propios alumnos, que a pesar de haber en cada instituto un psicólogo para estos casos, quien debe de estar muy atento a la educación de estos pequeños adultos con problemas familiares, además de sus propios padres o tutores, tengan la situación que tengan, ya que la educación no requiere dinero, sino un poco de autoridad y sobre todo dar ejemplo.
Algunos padres culpan al profesorado de los fracasos de sus hijos y cuando logran buenos resultados no valoran que son fruto de su labor.
Las familias cada vez más delegan la responsabilidad de la educación de sus hijos en el docente, sin tener en cuenta que esta debe de ser una labor compartida y no exclusiva del profesorado y concienciar a los padres de la importancia de su implicación para que desarrollen un proceso formativo adecuado.
Pero no podemos dejar de mencionar la parte más preocupante de todo esto, que son los conflictos que surgen con relación a los alumnos, como destacaríamos: faltas de respeto, falsas acusaciones de padres o alumnos hacia el profesor, acoso y amenazas, agresiones de alumnos tanto hacia sus profesores como a sus propios compañeros, denuncias de padres, presión para que se les modifiquen las notas etc. Teniendo también que citar que en algunos de los institutos si el docente quiere imponer disciplina se encuentra con la pasividad de la propia dirección del centro, bien sea por miedo a la reacción de los padres o incluso del propio alumno, con lo cual el profesor se encuentra solo e indefenso y a todo esto deberíamos poner fin de una vez por todas.
ANPE continúa exigiendo a la administración educativa: garantizar la debida protección jurídica al profesorado, así como la cobertura de la responsabilidad civil, en relación con los hechos que deriven de su ejercicio profesional. También considera una tarea irrenunciable de los padres, el que se responsabilicen de la educación de los hijos. ANPE demanda valoración y respeto al profesorado, la consideración de autoridad pública en el ejercicio de su función, por último que la conflictividad en las aulas, las agresiones a los docentes se debe de considerar delito de atentado.
Hoy en día cualquier crio a las 19 horas está jugando con la consola, el ordenador o haciendo zapping en la televisión, casi ninguno está haciendo los deberes, creo que la sociedad está exigiendo demasiado a la escuela, más de lo que los profesores pueden hacer.
Conchi Basilio