Todo parece indicar que la batalla de los oscars será un duelo entre la delicada fantasía amorosa de Guillermo del Toro y la historia de venganza que protagoniza, de manera magistral, Frances Mcdormand y que dirige Martin Mcdonagh
Guillermo del Toro, que integra junto a Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón, el trío de directores mejicanos más internacionales, se la juega con “La forma del agua”, un cuento sutil y hermoso que funciona, sobre todo, como una saludable reivindicación del diferente, del que sobrevive en los márgenes.
No es casual que “La forma del agua”, revisitación de “La mujer y el monstruo”, un clásico del cine de terror dirigido por Jack Arnold en 1954, protagonizado por Julie Adams, y que aquí se estrenó con el título de “La criatura de la laguna negra”, se desarrolle en plena guerra fría y en un momento en que la paranoia anticomunista asfixiaba las libertades civiles en Estados Unidos.
Aquel miedo irracional al enemigo rojo, que supuso una merma considerable de la libertad para los norteamericanos, alumbró paradójicamente la edad de oro del cine de la ciencia ficción: aquellas películas del género, rodadas en la década de los años cincuenta, presentaban a los extraterrestres, al diferente en definitiva, como encarnación metafórica de todos los males.
Entre los títulos más destacados de aquella época que se alargó hasta bien entrada la década de los sesenta figuraban, entre otros, “La humanidad en peligro”, de Gordon Douglas; “El increíble hombre menguante” y “Tarántula”, de Jack Arnold; “Ultimátum a la tierra”, de Robert Wise; o “Planeta sangriento”, de Curtis Harrington.
“Tres anuncios en las afueras”, de Martin Mcdonagh, un thriller con la venganza como motor argumental, es una película muy interesante que, en mi opinión, merece jugar un papel destacado en la ceremonia de los óscar.
Frances McDormand, esposa de Joel Coen, y musa de algunas de sus películas, encarna de forma magistral a una mujer dura y solitaria que, ante la incompetencia de la policía, se dedica a investigar por su cuenta el asesinato y violación de su hija.
A la altura de la principal protagonista femenina se encuentra Woody Harrelson, que también cuaja una interpretación soberbia dando vida al sheriff local. Las cartas que remite a algunos de los personajes de la trama, además de contribuir a un desenlace inesperado, se convertirán en catalizador moral de algunas de las acciones de sus destinatarios y, en algún caso, servirán para una auténtica y definitiva redención.
Ángel Varela