Este año ha sido un orgullo muy especial. No sólo por el 50 aniversario de las revueltas de Stonewall, que si cabe lo hace más especial. Pero no me estoy refiriendo al nacimiento de esta manifestación. Este año ha sido el año en que el orgullo empieza a cobrar su verdadero sentido volviendo a sus orígenes.

De alguna forma este año nos ha tocado revindicar más que nunca, no sólo una visibilidad muy necesaria sobre todo de alguna parte del colectivo, la que se sale un poco más de lo cis normativo. Por si no fuera poco, también nos toca defendernos a diario de unos representantes políticos que, día a día, cargan indiscriminadamente y con la boca llena de basura contra todxs nosotrxs.

Tal y como se puede ver en su página web, donde denuncian “las actividades claramente escandalosas en lugares públicos a la vista de menores y adultos, velando por el respeto debido a la intimidad, conciencia y moral personal de los ciudadanos” en referencia a la celebración del orgullo en la capital. En su mundo de fantasía y poca purpurina, recalcan que “los actos del orgullo son una imposición ideológica, vulneran los derechos de los vecinos, normativas municipales y se malversan bienes y dinero público.

Los votantes gays de Vox (que me gustaría tener una charla con alguno de ellxs, para comprobar si su cerebro está conectado con su boca) respaldan que se elimine ese “supuesto” adoctrinamiento de género en las escuelas, cuando en realidad todavía estamos muy lejos de normalizar en estas instituciones que el género binario ha quedado obsoleto en esta sociedad. 

“Más religión católica” para enseñar a los niños que lo hetero cis normativo es lo único normal y que debe ser respetado por encima de todo lo demás. Lo que nunca me ha quedado claro es cuán confundidos estarán esos niños en los que una mujer y una paloma conciben un retoño.Con propuestas como la exclusión de transexuales de la sanidad pública y retirar todo tipo de subvención a asociaciones LGTBIQ (de las franquistas, ya tal…), me hace preguntarme qué clase de seres humanos hay detrás de este partido. 

Como si no nos llegase con el cinismo de la derecha, que no deja de hacer el ridículo intentando subirse a una carroza que nunca le pertenecerá. Nos unimos para frenar un bus de Ciudadanos en distintas ciudades y desde el colectivo, con orgullo crítico, mandamos un mensaje claro y alto a estos partidos: no olvidamos. 

Y otro mensaje muy contundente para esa parte de la sociedad que nos ve como seres inferiores por salirnos de unos patrones que les hace sentir incómodos. 

Pues bien. Exigimos visibilidad, reclamamos diversidad para absolutamente todo el colectivo. Desde las personas mayores que ya han sido discriminadas por la sociedad toda su vida, pasando por intersexuales, trans, queers, bisexuales, lesbianas y gays, decimos bien claro que la autodeterminación de género es un derecho (al menos hasta que consigamos eliminar ese sistema en el que la sociedad te impone un género por tus atributos sexuales), nos unimos más que nunca frente a unas agresiones que otra vez vuelven a subir. Les recordamos que, junto a ellas, las del 8M, alzamos las voces para decir que ni un paso atrás. 

Porque, más orgullosos que nunca, nos encontrarán de frente en cada intento de recorte de derechos fundamentales humanos, en cada paliza, en cada humillación. Recordando a los partidos que no olvidamos (señores del PP y Ciudadanos), que condenamos que una empresa como McDonals permita agresión como la que un chico sufrió en Barcelona hace unos días. Eso tampoco lo olvidamos.

Parece que a algunos les cuesta recordar que somos seres humanos (algunos hasta con sentimientos, ya lo decía Rajoy). Estaremos encantadxs de recordárselo las veces que hagan falta (y con dinero público, señores de Vox).Feliz orgullo. Siempre.

Astronautico