El trabajo telemático y la formación digital o a distancia han abierto ya desde hace años unas posibilidades realmente inmensas para el desarrollo de una vida cada vez más independiente de los condicionantes de espacio y tiempo. Lo presencial sigue siendo también fundamental, por razones obvias.
Las condiciones de seguridad digital tienen que ser más fuertes o potentes de modo general. Y las estrategias de encriptado o de cifrado también. Se puede poner un ejemplo, entre muchos. La seguridad de Twitter tiene que mejorar considerablemente. Debería haber números de teléfono de atención al cliente gratuitos o de muy bajo coste y que resuelvan de modo inmediato las actos de piratería en las cuentas y el robo de contraseñas, etc.
El hackeo o pirateo de cuentas es una actividad delictiva y una de las formas de pararla es poniendo a disposición de los usuarios de Twitter herramientas de resolución efectivas y sobre todo ágiles y rápidas, lo que no puede ser es una espera de meses para que se resuelvan los hackeos de cuentas de usuarios de Twitter y se descubra a los causantes. En los tiempos telemáticos que vivimos no es lógico. Los errores y la pérdida de datos personales en Internet han sucedido en determinadas compañías o redes sociales repetidas veces.
El aumento de los delitos informáticos o de los ciberdelitos se está notando debido, en buena medida, al aumento del número de personas con acceso a Internet. También es cierto que la inmensa mayoría de la gente realiza un uso adecuado de los dispositivos electrónicos y que son un medio de trabajo y de formación, comunicación y ocio excelente.
Los delincuentes han ampliado su campo de actividad y están incrementándose exponencialmente los delitos y las amenazas a la seguridad. Es cierto, por otra parte, que las fuerzas de seguridad se encargan también de investigar y perseguir a la ciberdelincuencia y se emplean a fondo, pero no debe ser tarea fácil aunque dispongan de los mejores medios.
Se producen delitos digitales contra la identidad, la propiedad y la seguridad de las personas, empresas e instituciones. Existe también una unidad de delitos telemáticos en España que lucha contra el ciberdelito. Pero existen más amenazas a la seguridad. Por ejemplo, en algunas aplicaciones de videollamadas los ciberdelincuentes intentan robar contraseñas para entrar en los datos personales. Los expertos aconsejan descargarlas desde fuentes oficiales y evitar Wi-Fis públicas para impedir intrusiones indeseadas en las videoconferencias. También recomiendan la utilización de las aplicaciones más seguras.
Lo que sucede es que, a mi juicio, existe el azar y una casuística extremadamente extensa y los riesgos pueden ser muy diversos y variados, si se parte de la base de que la seguridad absoluta no existe. Lo que está claro es que el refuerzo continuo de los elementos o mecanismos de seguridad en el entorno digital en el que se convive es algo absolutamente necesario.
Esperemos que con la llegada del 5G se pueda luchar con mucha mayor rapidez y efectividad contra este tipo de prácticas delictivas. Actualmente, la informatización de los bancos, por ejemplo, y sus sistemas de seguridad suelen ser muy fuertes, pero esto no quiere decir que sea imposible que pueda haber errores o delitos contra la propiedad o abusos y fraudes económicos. La delincuencia económica existe y se persigue por la policía y la magnitud de la tarea investigadora debe ser colosal.
El derecho a la privacidad y al honor y la buena imagen está amparado por los textos constitucionales y los derechos humanos, pero ante el aumento increíble del número de aparatos digitales que ya es de miles de millones parece que se deben dedicar más medios económicos y más tecnología e investigadores para impedir la ciberdelincuencia y perseguirla.
Con el 5G puede ser que 75.000 millones de aparatos tecnológicos estén conectados a los móviles de los que viven en nuestro planeta en los próximos años. Los problemas de seguridad pueden ser aún mayores, pero se contará con los superordenadores cuánticos y con una latencia muy reducida del orden del milisegundo en los móviles. La latencia llegará con el 6G dentro de unos diez años a los 10 microsegundos o millonésimas de segundo. Esto proporcionará una potencia y una velocidad descomunal a todos los sistemas de conexión digital. De todas formas, está claro que las inmensas ventajas que ofrece el mundo digital en el que vivimos son incuestionables en todos los sentidos. Ver video
José Manuel López García