Con toda la revolución mediática provocada por el virus SARS-Cov-2 y actualmente las esperadísimas vacunas, todos somos conocedores de los tres fármacos aprobados por el momento para este fin. Hablamos de Pfizer, Moderna y AstraZeneca, con resultados prometedores, incluso mostrando eficacia frente a las nuevas cepas que han ido apareciendo. Sin embargo, las pruebas de una de ellas han resultado menos favorables, mostrando una eficacia menor tanto a nivel general como para las nuevas cepas, concretamente esta está entorno al 60%, frente al 90% de las otras dos. Sigue siendo una protección importante, y obviamente supone una seguridad, sin embargo, ¿a qué sectores debería destinarse esta vacuna?
Aquí es donde empieza la situación que yo, como estudiante de 4º de enfermería, les quiero comentar.Desde el principio de la pandemia hemos sufrido numerosos palos, nos han cancelado las prácticas finales del curso anterior, y estamos realizando las actuales “sobre la marcha”, pero comportándonos como un profesional más. Al igual que enfermeros y enfermeras, estamos diariamente en las distintas unidades de centros y hospitales, ya sea planta normal, UCI, UCI covid, urgencias… Y atendemos a pacientes contagiados de igual forma que cualquier otro profesional, sabiendo el riesgo que esto supone, tanto para nosotros como para nuestros seres queridos, pero lo hacemos porque es la carrera que hemos elegido y estamos orgullosos de ella, pese a las condiciones que no paran de decepcionarnos.
Sabiendo todo esto, lo lógico es que tengamos derecho a la misma protección que el resto de profesionales sanitarios, pues estamos tan expuestos como ellos, o incluso más en aquellos casos que se encuentran en zonas COVID. Sin embargo, por algún motivo que no logro comprender, mientras que a todo el personal se le ha vacunado con los mismos dos tipos de fármaco, que son los que han mostrado una mayor eficacia, la que recibiremos nosotros como alumnos en prácticas será la otra, que ofrece una protección considerablemente inferior, independientemente de nuestra unidad, y pese a que en unos meses vayamos a ser un profesional más. No quiero decir que no sea una buena vacuna, lo es, y a diferencia de las otras esta es eficaz desde la primera dosis, sin embargo, esa diferencia de protección que puede ser irrelevante para algunos, en el sector sanitario tiene gran importancia, porque supone un 30% más de posibilidades de contagiarse, y lo que es peor, continuar la cadena de contagios.
Y eso es solo en cuanto al tipo de vacuna, pero también se podría hablar del momento de vacunación, pues se está administrando ya la segunda dosis a los profesionales de segunda línea, mientras que como ya dije, hay alumnos haciendo sus prácticas en zonas COVID, totalmente expuestos, que ni siquiera tienen cita para la primera.
Podría hablar también del uniforme, los estudiantes tenemos que comprarlo y encargarnos nosotros mismos de él, lo que incluye llevárselo a casa para lavar. Eso ya es algo que tenemos asumido, porque ha sido así desde siempre, sin embargo, teníamos la esperanza de que con la situación actual nos dieran alguna alternativa para no tener que llevarnos el traje con el que hemos estado paseando por el hospital, potencialmente contaminado, para casa, y tener que meterlo en nuestra lavadora personal, que es la misma que usamos a diario tanto nosotros como nuestra familia. Por no añadir que nunca alcanzaría las temperaturas a las que se someten en una lavandería hospitalaria para garantizar su higiene.
Esto son solo algunos de los elementos con los que nos encontramos actualmente, sin profundizar en lo que podría ser un pozo sin fondo, únicamente haciendo referencia a aquello más actual que nos ocupa en el momento de ahora, con la intención de que ustedes puedan extraer sus propias conclusiones, su propia opinión al respecto, y si cabe, nos ayuden en el intento de que las cosas cambien.
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