La creación de una Superliga europea de fútbol es irreversible. Doce equipos de las ligas española, inglesa e italiana anunciaron el domingo 18 de abril su decisión de abandonar la actual Liga de Campeones organizada por la UEFA y crear su propia competición. Se trataría de una liga semicerrada con quince equipos fijos –a los doce se les sumarían dos de la liga alemana y uno de la liga francesa, con lo que las cinco principales ligas profesionales estarían representadas–, más cinco equipos invitados en función de sus méritos deportivos y económicos.
El anuncio causó un revuelo considerable y la oposición radical de la FIFA y la UEFA, las ligas profesionales, las federaciones, el sindicato de futbolistas, la totalidad de los clubes que quedaran fuera de esta nueva competición, gobiernos europeos, la monarquía británica y los fans, algunos de ellos manifestándose enérgicamente (física y virtualmente). Quizás las amenazas surjan efecto y los doce equipos fundadores pospongan o desistan de su propósito, cómo algunos medios de comunicación apuntaban ya un par de días después del anuncio. No obstante, la Superliga europea parece irreversible a medio plazo. El debate de fondo no quedará resuelto. ¿Por qué? Leer más
Jordi Badia Perea