Aunque vivimos en una era de avances tecnológicos y conocimientos científicos, las calidades de la construcción de viviendas no siempre han seguido el mismo ritmo.
En las ciudades, el precio del suelo es muy alto y los constructores inmobiliarios deben de pagar una prima significativa por terrenos bien ubicados.
Esto a menudo significa que, para maximizar las ganancias, se construyen más pisos en el mismo espacio, como resultado, los metros de ellos y sobre todo la calidad de construcción puede verse comprometida para mantener los costes bajos.
Aunque las normativas han mejorado en algunos aspectos, como la eficiencia energética, mejor aislamiento, todavía existen muchas lagunas.
Algunas regulaciones no se aplican de manera efectiva y las inspecciones pueden ser insuficientes, lo que todo ello en conjunto permite que se construyan viviendas de baja calidad.
La industria de la construcción es verdaderamente un negocio y por tanto las constructoras buscan maximizar sus ganancias, a veces esto significa reducir costes en áreas como los materiales, mano de obra y diseño, por tanto, la calidad puede verse afectada cuando se prioriza el beneficio económico, sobre la durabilidad y la seguridad.
Aunque hay avances, también hay una tendencia a utilizar materiales más económicos, por ejemplo, ahora utilizan materiales compuestos en lugar de madera sólida, y estos pueden ser más baratos, pero también menos duraderos, como lo que ahora llaman suelos de parquet, que solo es una imitación (DM), mucho más barata y de fácil colocación.
Muchos compradores no están bien informados sobre los estándares de construcción o no saben que buscar en una vivienda de calidad, esto permite que los constructores vendan pisos de menos calidad, pero a precios mucho más elevados.
La construcción de viviendas es un equilibrio entre costos, regulaciones, demanda y calidad. Como compradores debemos exigir estándares más altos, para garantizar que obtengamos el nivel de calidad, por el precio que estamos pagando y vivamos en hogares seguros y cómodos.
Las calidades de los pisos de hace más de diez años, eran tres veces superiores a los que construyen a día de hoy, cada constructora ya tenía personal de obra fijo, algo que ahora todo se subcontrata y de ahí pueden venir luego los problemas, ante alguna irregularidad, donde todos se lavan las manos, nadie carga con la culpa y no se acaban de solucionar las cosas, pero el perjudicado siempre es el comprador, por todo ello en conjunto, es primordial que se mire con sumo detalle todo, ya que siempre procuran sacar excusas e intentar envolverte, de tal manera que parezca que los constructores tienen siempre la razón.
Algo muy importante, lo primero es saber interpretar bien los planos, segundo ver las calidades y que todo quede reflejado por escrito, por último, revisar a conciencia que todo lo que te han expuesto a la hora de comprar se cumpla, además de comprobar con atención, que todo funciona correctamente, ya que según las leyes, los constructores están obligados a reparar las cosas que no son correctas o no tienen el funcionamiento adecuado, algo distinto son los fallos estructurales que pueda tener el edificio, para ello las leyes marcan diez años hábiles, por ejemplo, al pisar el edificio, pueden salir grietas en alguna pared, ahí también es por parte de la constructora, para algo valen las leyes, para cumplirlas.
Todos estos problemas han traído consigo, que las demandas y litigios cada vez se multipliquen más, por el incumplimiento de diversas causas, que no se cumple lo establecido en el contrato de compra, los cambios en plena construcción por distintas razones, el mal funcionamiento de algunas instalaciones y no dejar todo bien rematado, siempre a prisa y corriendo, dado que todas las obras llevan siempre retrasos de muchos meses, hasta su entrega al comprador.
Sin dejar de mencionar que las inspecciones deberían de ser mucho más minuciosas, más detalladas, porque el comprador para pagar, “que no pase ni un día”.
Conchi Basilio