La realidad de la economía española para la ciudadanía es peor de lo que dicen los medios de comunicación, ya que las televisiones generalistas de mayor audiencia transmiten una interpretación triunfalista, de la marcha de la macroeconomía y no dicen toda la verdad. Malinterpretan o manipulan los datos reales, del nivel de vida efectivo de la mayoría de los ciudadanos españoles. Prácticamente, la mitad de la población española sufre graves problemas económicos para llegar a fin de mes. Por ejemplo, en una televisión privada de alta audiencia dicen que el cuarenta por ciento, y la cifra real es del 47,6 %., y esto ocurre también con otros datos económicos, que son suavizados para hacer creer a los telespectadores, que la situación económica es buena, cuando realmente no es cierto.
La pérdida de poder de compra y la subida galopante de la inflación en numerosos productos es un hecho indiscutible, que afecta directamente los bolsillos de los ciudadanos y reduce considerablemente el poder adquisitivo. Hace falta estabilidad y bienestar económico, para toda la población y si se pregunta en las calles, mucha gente está preocupada por la subida de la luz y de precios. Incluso en una entrevista realizada en un canal televisivo, un ciudadano decía que ante la subida de la energía eléctrica se planteaba, de modo hipotético, pasar más tiempo en la calle, para gastar menos luz.
Se sabe que una parte de la ciudadanía no puede comprar determinados alimentos y una cuarta parte de los españoles están en riesgo de pobreza y exclusión social. Estos son los datos reales y verdaderos. Uno de los problemas que más señalan en las encuestas los españoles es la dificultad de acceder a la vivienda, en los jóvenes y también en los adultos y los mayores. Debería aumentar el parque de la vivienda pública en nuestro país. No se puede decir que habrá que esperar cinco o diez años, ya que la gente necesita viviendas ya, sin más esperas.
El alquiler social y sostenible, con precios que puedan pagar los jóvenes y los que no lo sean es algo urgente. El Gobierno y las Comunidades Autónomas deberían ya poner en marcha subvenciones, medidas económicas o de control de precios, que garanticen desde ya mismo, el acceso a viviendas dignas. La subida de sueldos es otra medida urgente, porque la pérdida de capacidad de compra es indiscutible. En el caso de los funcionarios, este año 2025 suben los sueldos, después de tres años sin subida. Es necesario también el control de precios en los bienes esenciales y también la reducción del IVA, algo que no se está realizando. Deben desaparecer los contratos basura y el salario mínimo debe subir considerablemente.
La Inspección de Trabajo debería contar con más personal para detectar más abusos en las contrataciones. La economía sumergida es otro problema. Penalizar la vivienda vacía es indispensable, porque si no se hace, lo que sucede es que aumenta la especulación y suben los precios de las viviendas. Además, es absolutamente injusto, que un bien de interés general como es la vivienda no esté al servicio del bien común de la población española. Esto no significa que los que alquilan viviendas no puedan ganar dinero, pero sin excesos en cuanto a los precios del alquiler, que impidan el acceso a los pisos de numerosos ciudadanos. Es preciso buscar un equilibrio racional entre la oferta y la demanda. Por tanto, la intervención del Gobierno en estas cuestiones es inaplazable.
El modelo para imitar, a mi juicio, es el de los países nórdicos, en relación con la gobernanza política. Las promesas políticas se las lleva el viento. Y el planteamiento generalizado de la política española, es decir, que se han logrado avances en la reducción del nivel de paro, algo lógico en Navidad. Lo que ocurre es que, la leve mejoría en algunos aspectos no sirve de consuelo, porque la subida generalizada de los precios no es compensada ni en los sueldos ni en las pensiones, ya que no se aplica el IPC real sino el promedio del año. De este modo, la mayor parte de la ciudadanía ve como su situación económica empeora cada mes que pasa. Los impuestos que se pagan deben servir, para dar un giro real a esta situación económica.
En cuanto al Ingreso Mínimo Vital debería llegar a millones de personas o familias y no es así. Por tanto, su utilidad es muy limitada ya que alcanza a unas 600.000 personas hasta ahora y esto es muy insuficiente. La renta básica mínima está siendo aplicada en diversos países y es muy útil, porque garantiza que una gran cantidad de personas tengan recursos económicos, para vivir con dignidad y simultáneamente hace posible que se gaste más dinero y que se dinamicen los intercambios económicos en la sociedad. En Bélgica, por ejemplo, el paro se paga de forma indefinida mientras el trabajador busque activamente trabajo y no lo encuentre, algo que tendría que ser aplicado en España. De las promesas no se vive. Ver video
José Manuel López García