Todavía existen organizaciones y personas (hombres) que creen que una mujer, por el simple hecho de serlo, no está preparada para asumir responsabilidades directivas para las que su formación y experiencia previa la convierten en una candidata idónea. Afortunadamente, cada vez son menos. El auténtico techo de cristal que limita el acceso de las mujeres a los puestos de mayor responsabilidad es otro, y tiene raíces tan profundas como el machismo, ya que de hecho es una manifestación clara del mismo: las cargas familiares y la falta de corresponsabilidad en muchos hogares. Esto hace que una mujer que, a ojos de todos, está sobradamente preparada para liderar una organización, un departamento o un proyecto, sea descartada porque tiene hijos o está en edad de tenerlos. Esto ocurre ya sea porque quien tiene la responsabilidad de decidir la descarta, o peor aún, porque ella misma renuncia, priorizando unas responsabilidades familiares que aún recaen en gran medida sobre las mujeres.
Un dato revelador sobre este fenómeno: el 84% de las excedencias por motivos familiares son solicitadas por mujeres. Una cifra contundente que no deja lugar a dudas: en gran medida, las mujeres deben detener su carrera para atender las necesidades familiares, ya sea cuidar a hijos, ancianos o a otros miembros del hogar. Esta realidad impide que las mujeres puedan avanzar de forma igualitaria en el ámbito laboral, ya que mientras ellas reducen su jornada o abandonan temporalmente su trabajo, muchos hombres continúan trabajando a jornada completa sin ver afectadas sus posibilidades de promoción.
Desde el Sindicato de Trabajadores, este 8M queremos poner el foco en esta problemática que se suma a otras como la brecha salarial, ambas claves en la desigualdad de género que todavía sufrimos las mujeres en el mundo laboral. Por ello exigimos que las empresas impulsen marcos laborales que permitan a sus empleados (especialmente a las mujeres) gestionar sus responsabilidades familiares sin que esto suponga un freno en sus carreras. Asimismo, pedimos campañas públicas más contundentes fuera del ámbito empresarial, que ataquen este problema desde su raíz fomentando la corresponsabilidad familiar.
La falta de una política eficaz de conciliación laboral y familiar es, por tanto, uno de los principales motivos por los que el techo de cristal mantiene su fuerza. Las empresas deben tomar conciencia sobre la importancia de crear un entorno laboral inclusivo en el que tanto hombres como mujeres puedan desarrollarse de manera equitativa, sin que las responsabilidades familiares sean consideradas un obstáculo para su carrera. Para ello, es imprescindible implementar medidas reales como la flexibilidad horaria efectiva, aumentar las opciones de teletrabajo y crear servicios de apoyo familiar que permitan a los trabajadores conciliar la vida profesional y personal.
Es esencial que las empresas lideren la creación de un entorno laboral más justo. Aunque las políticas públicas pueden desempeñar un papel importante, el cambio debe iniciarse dentro de las propias empresas, donde mujeres y hombres deben ser valorados por su talento y capacidades, no por el tiempo que pueden dedicar al trabajo según sus responsabilidades familiares.
El techo de cristal no se rompe solo con palabras, sino con acciones concretas que permitan a las mujeres desarrollarse plenamente en el ámbito laboral. La conciliación familiar y laboral no es un lujo, sino una necesidad, y si realmente queremos que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres, debemos empezar por romper ese techo de cristal invisible que las limita. Marga Vilà - Secretaria de Igualdad, Diversidad y Conciliación del Sindicato de Trabajadores (STR)
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