Uno, uno tiene que aceptar que ha fracasado en la vida cultural, que ha fracasado como escritor, pensador, filósofo, autor plástico, pintor y en otras cosas más. Esta es la realidad.
Ésta es, uno ha podido dedicar cinco décadas, más de cinco décadas, en distinto nivel y actuación en unas serie de campos culturales y de búsqueda de preguntas y cuestiones, de conceptos o ideas o imágenes, argumentos, datos. De análisis y de autoría. Y, uno, uno tiene que aceptar que ha fracasado. Es muy duro, llegar a la conclusión. Pero uno tiene que mirarse en el espejo y decirse he fracasado, he estado en estos oficios o saberes o disciplinas, más de cinco décadas. Y, he realizado un producto, que creía era digno y honesto y legal y moral, y, también creía que era innovador, profundo, esencial, que abre nuevos caminos a aspectos del saber humano. Pero los demás, la sociedad, la comunidad especializada en cada campo, el mundo académico y universitario, no les interesa el trabajo que he realizado. Debo aceptar que he fracasado.
Puedes echarte toda la culpa, pero no sería justo, puedes echar toda la culpa a los demás, sociedad, comunidades culturales, y, mil otras razones, pero tampoco sería justo. Puedes echarle la culpa al ambiente social o cultural o geográfico o mil otras razones, pero no sería justo. Puedes echarle la culpa a mil cosas, pero no sería justo tampoco. Quizás, todo será una combinación de factores –ahora dicen, se ha descubierto, según dónde realices las cinco primeras exposiciones, se puede calcular la carrera que tendrás veinte años después, lo han descubierto por los Big data, aplicándolo a miles de autores plásticos con decenas de miles de datos-. Y, dicen que esto es aplicable al resto de saberes, artes, etc.
Una persona ha podido llamar a mil puertas, más de mil puertas en cincuenta años. Ha podido ir mostrando su trabajo a miles de personas y entidades, si exagerar, en tantas décadas… pero llega un momento, que uno, sin demasiado radicalismos, ni demasiadas angustias, ni demasiados complejos de inferioridad, tiene que aceptar, “uno ha fracasado… o no ha tenido éxito, o todo el trabajo realizado en tal especialidad, no ha servido para nada o para casi nada, ni para nadie, y, ese trabajo, posiblemente está condenado a desaparecer… o, es más ya está en proceso, ya se habrán perdido escritos, pinturas, ensayos… o trozos de ellos”.
Llega un momento, que con el realismo y la prudencia y la racionalidad suficiente, tiene que hacerse una simple pregunta o una simple afirmación. Uno, uno ha fracasado, debe seguir con una moralidad lo más profunda posible, con un respeto a la legalidad y ley vigente lo más respetuosa posible. Pero tiene que aceptar la realidad, ha fracasado en el campo del arte y del arte plástico, de la filosofía-ensayo-pensamiento, en el campo de la literatura, y, también en otras realidades –que no va a mencionar aquí, bastante se ha desnudado, no crean que es fácil, no crean que lo volverá hacer otra vez, para publicarlo-. Uno, uno ha fracasado. Si existe el Buen Dios y existe el Juicio Particular, pues solo espero/espera su misericordia y su piedad hacia mí, hacia mi persona y hacia todos mis fracasos. Cada uno tendrá también que responder de sus actuaciones, ya sin engaños y sin mentiras…
Tengo que aceptar que he fracasado en la cultura, también en otros campos. Tengo que aceptar la realidad. He fracasado. No lo digo aquí, sintiéndome victima, ni verdugo, ni esperando ya casi nada del mundo de la cultura. Pero esta es la realidad, he fracasado. Hay que aceptarlo y seguir llevando una vida normal y rutinaria y moral y legal…
Solo digo, solamente digo y solo expreso: acepte tal persona y tal grupo y tal ideología sociopolítica, acepten también que han fracasado. Que aunque han fracasado no pueden ir más lejos. No pueden llevar el fracaso y hacerlo más grande. Hay que aceptar que se ha fracasado. Hay que aceptar la realidad. Que en sociopolítica, no vale todo, no sirve todo. El fin no justifica todos los medios y todos los instrumentos. No se pueden ganar todos los partidos de futbol. Hay que aceptar la realidad, por amor al deporte, por amor a la realidad, por amor a los otros, por amor al futuro.
Deben aceptar cuándo se fracasa, se debe aceptar. Aceptar que yo he fracasado en la cultura… que usted quizás ha fracasado en otro nivel… no hay que destruir Alemania, como indicaba un líder en el siglo veinte, porque Alemania no haya sido capaz de vencer o de ganar. No. Hay que aceptar el fracaso, para que aceptándolo el fracaso sea menos y menor… Es duro, muy duro, pero es el bien posible, el bien mayor… no hay que destruir todos los puentes de Alemania para retrasar la derrota total, ya es suficiente con una derrota parcial.
Hay que aceptar el fracaso, no todo sirve, no todo sirve, ni en el futbol, ni en la vida, ni en la sociopolítica. Hay que pensar en el bien mayor, en el bien posible, en el bien general, en el bien común... Yo, yo he fracasado en la cultura, cincuenta años y cincuenta años y más de fracaso. Es triste expresar estas ochocientas palabras, para que todo el mundo lo sepa… Paz y bien y verdad y realidad…
Jmm Caminero