Existe un prejuicio o falsa idea muy arraigado en la sociedad sobre que, a una cierta edad, ya no se puede realizar o crear nada importante o que sea de gran valor. Es el resultado de la gerontofobia o desprecio a las personas mayores. Actitud y forma de pensar, que está instalada en la mentalidad colectiva de la sociedad actual, de forma generalizada. Lo indican también grandes expertos en estas cuestiones, como es el caso de Diego Gracia, unos de los más prestigiosos filósofos y bioéticos españoles y otros pensadores como Adela Cortina, Victoria Camps y un largo etcétera. Es algo que se nota en el ambiente social y que es absolutamente inaceptable. No hace falta reflexionar o razonar mucho para saber que todas las personas, independientemente de su edad, merecen el mismo respeto, en todos los aspectos de la vida. Grandes escritores, filósofos y científicos han escrito y publicado grandes y extraordinarios libros siendo mayores, es la verdadera realidad de las cosas. Todas las personas a cualquier edad son valiosas. Mucha gente cree que, a partir de los sesenta años en adelante, ya no se puede crear nada de valor y es absolutamente falso. Nunca es tarde para nada. La madurez favorece la reflexión y la experiencia y el saber acumulado son esenciales, para crear mejor y desarrollar al máximo los talentos y fortalezas de cada sujeto, en su evolución vital. Se pueden detallar innumerables ejemplos de lo que afirmo. Si se analiza la vida de muchos genios a lo largo de la historia de la humanidad es evidente, que siguieron activos y con grandes resultados hasta el final de su existencia.
Nadie duda de que la juventud es una etapa maravillosa, pero existen también otras etapas, que cada individuo recorre en su trayectoria vital. El culto a lo joven que impera en la sociedad del espectáculo, en la que vivimos en el siglo XXI, no es algo negativo en sí mismo, siempre que se respete a lo que ya no son jóvenes, pero siguen aportando su talento y su capacidad a la sociedad, con la creación de cultura o arte y también en el campo de la ciencia. No se reconoce, en una considerable parte de la gente, que no se es joven eternamente, ya que la vida es transitoria y el tiempo pasa como un suspiro, de manera veloz. Es como, si no pensando en la brevedad de la vida, la existencia no sea breve. Lamentablemente, una considerable parte de la población en todos los países del planeta no llegan a mayores, por distintas causas. Aunque esto es una realidad cotidiana que todo el mundo percibe, quiera o no, no se le suele dar importancia. Por tanto, se trata de que cada persona, si lo desea, aproveche el talento o las cualidades que posee para el logro de sus sueños, proyectos, metas u objetivos que desea.
Diversos escritores y filósofos han mostrado al mundo, que se puede ser enormemente valioso, también a partir de los sesenta años y hasta el final de la vida. El escritor Henry James, ya siendo sexagenario escribió tres novelas clave. El gran filósofo Kant escribió su Crítica del juicio en 1790 a los 66 años y también La religión dentro de los límites de la mera razón en 1793 a los 69 años. Wittgenstein escribió el libro Investigaciones filosóficas, cuando ya había cumplido los sesenta años. Gadamer otro extraordinario filósofo que nació en 1900 y falleció en 2002 escribió su obra fundamental con más de 60 años. En el caso de Jacques Derrida que murió en 2004 desarrolló su labor filosófica, hasta el fin de su existencia. De hecho, muchas de sus obras clave las escribió, entre los sesenta y setenta años. En cuanto a Paul Ricoeur que murió en 2005, escribió su obra maestra tardía a los 87 años que se titula: La memoria, la historia y el olvido, del año 2000. López Aranguren que falleció en 1996 produjo una parte importante de su obra ética en la vejez, por ejemplo, su libro Ética y política. Cervantes escribió su obra maestra Don Quijote de la Mancha siendo mayor y acabó la primera parte en 1605 con 58 años y la segunda parte en 1615, a la edad de 68 años y falleció en 1616. Podría añadir infinidad de escritores, artistas y científicos que han realizado obras extraordinarias, invenciones y descubrimientos siendo ya mayores, pero considero que es innecesario. Lo que esto pone de relieve es que la vida es un continuo y las personas pueden ser creadoras hasta el final. Es lo más adecuado, para no desaprovechar el tiempo del que se dispone, que no es infinito sino limitado. Por supuesto, cada sujeto es libre de elegir lo que quiere hacer con su existencia, pero incluso los que no eligen, lo están haciendo de forma inexorable. El avance del tiempo no perdona a nadie y las generaciones se suceden como las aguas de los ríos, el tiempo huye y nunca se puede detener. Ver video
José Manuel López García