Existe un fenómeno, creo que minoritario en el cual personas que habitan o viven en la gran ciudad se van a residir al pueblo pequeño, al campo, a la Naturaleza...
Como en todo existen distintas categorías y grupos y clases. Para introducir un poco el tema, podríamos indicar aquellos que han nacido en la gran ciudad, y, en un momento determinado por varis razones, ahora el teletrabajo ha sido una causa importante, vuelven a un pueblo pequeño, por lo general, no demasiado alejado de la megalópolis.
Existe otra categoría de aquellos que se fueron del pueblo a la gran ciudad, pero en un momento determinado se perciben que esa vida es demasiado ajetreada. Y, vuelven a la morriña de su localidad, generalmente, si está muy lejos no lo pueden hacer, lo sustituyen por esos pueblos que, en cierto modo ya no son, porque son residenciales de la gran ciudad.
Tercero aquellos que por la carestía de la vivienda en la gran ciudad tienen que marcharse cincuenta o cien kilómetros a un pueblo, para poder tener casa, tener hogar, etc. No dejan la gran ciudad porque quieran y deseen, sino por necesidad de la vida compleja. Es o me recuerda como aquellas personas que dicen que en Nueva York viajan dos horas cada día en tren, para llegar al puesto de trabajo en la gran y famosa manzana.
En fin, crear categorías y simbolizaciones y metáforas es relativamente fácil, sólo haber oído y escuchado a los humanos. Las personas tienen que valorar, porque existen muchas variables, están después los sistemas de salud, están los sistemas escolares, están también las distancias con los familiares directos, están la situación que puede ser o estar el trabajo en una comunidad autónoma y la vivienda en otra, en el caso de nuestro terruño ibérico, está la situación de cuántos servicios ofrece esa comarca del campo dónde te has trasladado a existir-vivir, está a la edad que lo haces, o, acaso si vuelves al pueblo a la famosa jubilación-júbilo…
Busco cifras en el dragón de Internet para esta cuestión y no me facilita ninguna, sólo las que han migrado entre municipios, algunos en el mismo, y, la cifra es de un millón setecientas mil personas, INE del año 2023. Si alguien lee algunos de mis artículos de opinión, sabe lo que me gustan las cifras, aunque sean aproximadas, pero evidentemente, me lo tienen que facilitar los especialistas. Aquí, aquí dejo un guante para que investiguen…
El famoso concepto de “cercanías”, de trenes de cercanías ha facilitado mucho esta realidad. Por lo cual, esas grandes autopistas que se formaron y crearon en Norteamérica después de la Segunda Guerra Mundial se han visto acompañadas por los trenes de media distancia o de corta distancia…, además del “metro”, topos-marmotas-serpientes-conejos de hierro con movimiento debajo de los edificios. Con lo cual, millones, posiblemente cientos de millones de personas en el planeta ovoide se trasladan cada mañana de sus viviendas a su trabajo, en todas las direcciones, y, desde luego en todas las grandes ciudades del mundo –no olviden que este concepto ya existe en todos los continentes…-.
En los medios de comunicación nos encontramos de vez en cuando algún testimonio de estas personas que hacen este viaje de migración, también con algún libro, como el de la escritora Vanesa Freixa, titulado: Ruralismo. La lucha por una vida mejor, publicado este año que ya está a punto de terminar. No podemos negar los grandes valores de la vida rural, pero tampoco podemos negar los grandes valores de vivir en las grandes ciudades.
Es cierto que existen ciertas taxonomías, en un manual o texto de Geografía, que leía o pensé o reflexioné o medité hace años, porque estudiar es meditar, y, meditar es una forma de estudiar si se hace sobre textos escritos o documentos, recuerdo haber leído, que según los expertos de hace unos lustros, la ciudad ideal era que disponía de quinientos mil habitantes, al menos entonces, ya que tenía todos los servicios, pero todavía era una ciudad habitable o vivible o bebible o dignificable.
Cierto es que ahora nos encontramos con ciudades, según la bodega de Internet, existen en el mundo quinientas ciudades con más de un millón de habitantes… No podemos negar que el movimiento del campo a la ciudad, y, no sólo en aquellos tiempos de los años cincuenta y sesenta que se produjo en la Piel de Toro o Tierra de Conejos, parece ser que el nombre de España, viene de una palabra fenicia o de origen fenicio, que significa Tierra de Conejos… Se dice, al menos en la calle, que no hay ninguna persona hoy, en nuestra sociedad, de más de cincuenta años que no tenga o haya tenido un familiar, ascendiente, tío o hermano o hijo o padre que no se haya trasladado de su ciudad de nacimiento a otra, a nivel intercormacal, provincial, nacional o, incluso en el extranjero…
Volver a la Naturaleza es un profundo deseo en el ser humano, no sé si genético, pero gran parte del tiempo que somos humanos, en distintas especies, hemos sido y vivido en la Naturaleza. Sólo desde el Neolítico empezaron las aldeas/pueblos/ciudades, al principio, de docenas de familias, después de cientos de familias, ahora de decenas de miles de familias o cientos de miles de familias o núcleos familiares… No podemos negar todo lo bueno de la vida del pueblo, no podemos negar todo lo bueno de vivir en la ciudad. Diríamos que hay personas que están divididas entre esos dos grandes amores… Añorando esos dos grandes amares/amores…
¡Por eso, el que puede ha encontrado una solución sintética, tener dos residencias, una en la gran ciudad, el lugar del trabajo, otra en el campo, el lugar del asueto, si es posible con vistas al mar, al bosque, a la montaña, al lago, al río…! ¡En fin, somos seres humanos, somos el reino de la libertad con ecos del viejo maestro Kant, por eso se producen tantas formas distintas de ser y habitar el mundo, de ser y habitarnos a nosotros mismos, individual y colectivamente…!
Jmm Caminero