EFE | El giro de Inés Arrimadas en la estrategia de Cs, dando apoyo a algunas
medidas del Gobierno de Pedro Sánchez y poniendo todo el empeño en
negociar los Presupuestos, junto a la renovación de los cuadros
autonómicos, ha generado cierta inquietud entre la militancia, según
señalan algunos dirigentes. Rivera, que con sus 56 escaños sumaba mayoría absoluta con Sánchez y
acabo dejando el partido con 10 diputados, ha sido uno de los que estos
días ha visualizado su rechazo a los cambios de Arrimadas.
También
hay varios cargos de la formación que afirman que los militantes se
están yendo "a patadas", aunque sin concretar una cifra -el último censo
de militantes facilitado por el partido, del pasado febrero, lo fijaba
en 27.402 afiliados-. Hablan de que se está preparando una
"desbandada", puede que hacia el PP -apuntan- si el desastre de Cs de
las autonómicas catalanas "es de dimensiones cósmicas", porque asumen
que desastre habrá.
Y se irían al PP, explican, porque es
mayoritariamente del partido del que procede buena parte de las nuevas
incorporaciones que Ciudadanos ha sumado a partir de 2013, ya que hasta
esa fecha, aseguran que muchos procedían del lado socialista. De
hecho, en este mes, dos excargos de la formación naranja en Baleares han
dejado el partido para dar el salto al PP y lo han dado después de la
renovación de los comités autonómicos en octubre.
Según las mismas fuentes, el descontento que afirman que siente la
militancia no es tanto porque Arrimadas haya decidido apoyar varias
propuestas del Ejecutivo, entre ellas las prórrogas del estado de alarma
por la pandemia, sino porque sienten que la dirección les está
engañando al "rectificar constantemente" sus decisiones. Se
quejan además de que Arrimadas ha fulminado a todos los cargos de la
etapa de Rivera con la excusa -dicen- de que el partido abre una nueva
página, pero dejan sin embargo a Carlos Cuadrado y a José María Espejo,
vicesecretario primero de Cs y vicesecretario adjunto respectivamente,
que son los que "de verdad manejan el partido".
Además son muy
críticos con que la dirección haya renovado a los dirigentes autonómicos
sin un diálogo de por medio con los territorios, lo que entienden como
un menosprecio a las bases, aunque se trata de una potestad que se ha
mantenido en los nuevos Estatutos que se votaron en la Asamblea del
partido de mayo, que dio el relevo a Arrimadas. Más allá del malestar y la preocupación que afirman que sienten los
afiliados de Cs, otras fuentes opinan, en todo caso, que la presidenta
tiene que tirar hacia adelante con esta estrategia de "utilidad", que
varios abanderaban en los últimos meses del mandato de Rivera "para
evitar precisamente lo que al final ha pasado, un gobierno con Podemos".
Y apoyan que no se levante de la mesa de negociación de los
Presupuestos hasta el último minuto, aunque, dicen que lo lógico sería
quizá abandonar esta mesa porque creen que la partida la ha ganado ya
Pablo Iglesias, que no deja a Pedro Sánchez deshacerse de ERC y Bildu.
En
todo caso, estas fuentes opinan que las elecciones en Cataluña marcarán
un punto de inflexión porque si el partido no se abre a ese espacio
socialdemócrata que le permitió ganar los comicios autonómicos y crecer,
la absorción por parte del PP será inevitable. Se muestran
pesimistas pese al repunte electoral que Ciudadanos va manteniendo en
los últimos barómetros del CIS -un 9,5% en intención de voto en el
sondeo publicado esta semana- y no creen que aguante otras elecciones.