EFE | Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona -el Eurogrupo-
dieron ayer luz verde definitiva al acuerdo para reformar el
Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y a adelantar dos años, a 2022,
la red de seguridad del fondo de resolución bancaria, medidas clave para
sortear futuras crisis.
Ambas habían sido acordadas en principio en diciembre de 2019,
pero las reticencias de Italia a la reforma del MEDE y las dudas de los
"halcones" fiscales sobre los riesgos de la banca impidieron dar
entonces el visto bueno, y la llegada de la pandemia en marzo relegó el
tema a un segundo plano.
La vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos y
Transformación Digital española, Nadia Calviño, celebró en un tuit que
se trata de "un paso importante que refuerza la unión bancaria y la
estabilidad financiera de la zona euro".
"La reforma del MEDE refuerza el euro y a todo el sector
bancario europeo porque estamos haciendo la eurozona aún más robusta
frente a ataques de especuladores. Al mismo tiempo, adelantamos la red
de seguridad para el fondo de resolución bancaria dos años, haciendo a
los bancos europeos más resilientes y apoyando a la economía real", dijo
el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, tras la reunión por
videoconferencia.
El acuerdo aún debe ser firmado, en enero, y ratificado por los
países para que el tratado enmendado del MEDE pueda entrar en vigor en
2021, lo que a su vez permitiría a la junta de gobernadores del fondo
dar los pasos necesarios para activar la red de seguridad bancaria a
principios de 2022.
La reforma del tratado del MEDE, establecido a raíz de la crisis
financiera para ayudar a los países en apuros, le dará más poder en los
futuros rescates y en la vigilancia de los países, una competencia que
compartirá con la Comisión Europea.
También facilitará el acceso a las líneas de crédito
precautorias que puede conceder a los países cuando aún no es necesario
un rescate total.
La reforma introduce, además, las cláusulas de acción colectiva
con cláusulas de agregación simple (CAC en jerga financiera) en las
emisiones de bonos soberanos a partir de 2022, lo que en la práctica
facilita que los acreedores asuman quitas si hay que reestructurar la
deuda.
Este punto agitó el debate político en Italia, donde algunos
partidos argumentaron que la medida aumentaría los costes de la deuda
soberana del país, lo que impidió que Roma apoyase la reforma en 2019.
Aunque el texto no se ha modificado, Italia ha dado hoy su visto bueno. El presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe, rechazó que estas
cláusulas se hayan introducido porque se prevea que algún país vaya a
ser incapaz de asumir su deuda en el futuro próximo.
Subrayó que los socios tienen "total confianza" en que todos los
países podrán gestionar y financiar en los próximos años la deuda que
están tomando, en particular por los bajos tipos de interés, que
abaratan su coste.
La segunda pata del acuerdo es el cortafuegos para el Fondo Único de Resolución bancaria (FUR).
El FUR es una "hucha" creada en 2016 que se alimenta con
contribuciones de la banca para poder financiar la resolución de grandes
bancos europeos en problemas sin tener que recurrir a rescates públicos
y el cortafuegos sería una "caja" extra por si se queda sin dinero.
Los países acordaron que el MEDE se encargaría de proporcionarlo
en forma de créditos y que podría ponerse en marcha antes de 2024, la
fecha prevista inicialmente, si para finales de 2020 se habían hecho
progresos suficientes en la reducción de los riesgos bancarios.
Esta era una condición fundamental de los países más ortodoxos,
como Alemania, Países Bajos o Finlandia, que hoy se ha dado por
cumplida. Un informe preparado por las instituciones europeas he
mostrado una "reducción sustancial" de los préstamos fallidos y una
mejora de los colchones de capital.
Donohoe advirtió sin embargo de que "este no es el final del
camino" y se seguirá avanzando en la reducción de los riesgos a través
de los test de estrés a la banca europea o el refuerzo de los requisitos
regulatorios para algunos bancos, entre otras medidas.
En particular porque se prevé que la pandemia frene las mejoras conseguidas en los últimos años.