EFE | Las
consecuencias económicas de la pandemia durarán y ejercerán una "enorme
presión" a la baja sobre los ingresos, ante lo cual los salarios
mínimos y los subsidios a los trabajadores serán las principales armas
para evitar una crisis social todavía peor. "Estimamos que los subsidios a los trabajadores que se han dado en
muchos países han compensado hasta el 40 % de la pérdida total de
salarios", dijo hoy el director de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), Guy Ryder, al presentar el informe bienal sobre salarios
en el mundo, que este año está inevitablemente centrado en los efectos
del coronavirus.
"Debido a que estos subsidios benefician sobre todo a los
trabajadores con menores ingresos, es probable también que estas
políticas ayuden a contener la tendencia a un aumento de la
desigualdad", agregó.
Los datos confirman que la pandemia de covid-19 provocó que los
salarios se redujeran o crecieran más lentamente en dos de cada tres
países del mundo en lo que va del año. En el tercio restante los aumentos salariales observados fueron
"artificiales" porque la gran cantidad de trabajadores mal pagados que
perdieron sus empleos y cuyos datos ya no se incluyen entre los
asalariados distorsiona el resultado, reconoce el informe.
Los efectos más adversos de la crisis se han hecho sentir en el
salario de las mujeres y de los trabajadores con remuneraciones más
bajas.
En términos de género, las consecuencias han sido dispares entre
hombres y mujeres, y los datos revelan que estas últimas habrían
perdido una parte más importante de salarios (8,1 %) que los primeros
(5,4 %) si no hubiesen recibido ayudas públicas para paliar el impacto
del coronavirus en el empleo.
La OIT afirma también que esos subsidios, la mitad de los
trabajadores con peores salarios hubiese perdido al menos el 17,3 % de
sus ingresos, con respecto al 6,5 % estimado para el conjunto de
trabajadores.
Los países -cada cual de acuerdo a sus posibilidades- han
destinado entre 11 y 12 billones de dólares a mantener en pie sus
economías, así como los ingresos de los trabajadores y de las empresas, y
ahora que una vacuna contra la covid está cercana, la OIT advierte que
estas medidas deben mantenerse por un tiempo.
Los gobiernos "deben continuar haciendo lo que sea necesario
para proteger el empleo, permitir que las empresas funcionen y sostener
la actividad económica en general, así que hay que evitar una salida
prematura de estas medidas", dijo Ryder en una conferencia de prensa.
Los salarios mínimos, que aplican bajo distintas modalidades el
90 % de países el mundo, son considerados otro instrumento fundamental
para que la recuperación tras la pandemia se centre en el ser humano.
Ryder explicó que con esa finalidad deben llegar a suficiente
gente, que se respete el mínimo legal establecido y que los trabajadores
más frágiles -como inmigrantes o empleados domésticos- estén cubiertos.
"Antes de la pandemia 256 millones de trabajadores, es decir el
15 % de la fuerza laboral, eran pagados por debajo del salario mínimo
legal, y nuevamente las mujeres están sobrerrepresentadas en este grupo
desfavorecido", precisó el responsable de la OIT.
Frente a las limitaciones que afrontan muchos países para seguir
movilizando recursos para afrontar la crisis, en particular los de
economías menos avanzadas, Ryder sostuvo que "la única respuesta es una
mayor cooperación y solidaridad internacional".
Algunas opciones para trasladar eso a la realidad es que se
acepten suspensiones o extensiones de deuda contraída por los países en
los mercados internacionales.
En los cuatro años previos a la aparición de la covid-19, el
crecimiento de los salarios en el mundo estuvo entre el 1,6 % y el 2,2
%, pero si se excluye a China del cálculo ese aumento en realidad estuvo
entre el 0,9 % al 1,6 %, ya que entre 2008 y 2019 el salario real se
multiplicó en este país.
Para la OIT, cuando los países empiecen a prepararse para la
nueva "normalidad", a la que esperan llegar paulatinamente y con las
esperanzas centradas en vacunas contra la covid-19, también deberían
hacerse preguntas "incómodas".
"Si queremos reconstruir pensando en un futuro mejor, también
hemos de plantearnos cuestiones como por qué con tanta frecuencia las
ocupaciones de gran valor social, como la de cuidadores o cuidadoras, y
personal docente son sinónimo de sueldos bajos", reflexionó.