La organización internacional para la protección de los océanos celebra que no se haya admitido a trámite
el último recurso interpuesto por la Federación Balear de Cofradías de pescadores cuyo fin era anular la
orden ministerial
que desde 2016 prohíbe el uso de arrastre, dragas o jábegas en más 1.400 km2
del Canal de Menorca (entre Menorca y Mallorca) y el arrecife del Fort
d’en Moreu (al este de Cabrera). La resolución del caso fue comunicada
en la tarde de ayer a Oceana
como parte interesada y da por cerrado un largo litigio en el que
diferentes asociaciones de pescadores han intentado frenar la protección
de esta zona de alto valor ecológico en varios procedimientos. El
Tribunal Supremo además informa que condena en costas
a la Federación de Cofradías como parte recurrente. Oceana se había
personado en la causa representada por ISLAW Abogados.
La
orden recurrida tenía por objeto establecer una zona protegida de pesca
dentro de los límites de una zona Natura
2000, el Lugar de Importancia Comunitaria “Canal de Menorca”, con el
fin de preservar hábitats de especial interés de coralígeno y mantos de
rodolitos, sujetos a una elevada presión derivada principalmente de la
pesca de arrastre. Estos hábitats formados por
algas calcáreas están protegidos bajo normativa europea
y española
desde 2006, aunque tal y como la organización ha denunciado
recientemente, la implementación de dicha normativa resulta bastante deficitaria para proteger estos hábitats sensibles.
“Esta
resolución del recurso sienta un precedente muy positivo para reforzar
la conservación de estos ecosistemas mediterráneos,
por su valor ecológico y protección legal. La Sala confirma la
incompatibilidad de las artes de pesca destructivas en áreas marinas
protegidas, y además es un hecho clave para cumplir los compromisos de
España en cuanto al 10% de protección estricta para
2030” afirma Pascale Moehrle, Directora Ejecutiva
de Oceana en Europa.
Los
fondos coralígenos y mantos de rodolitos se distribuyen en el
Mediterráneo entre los 30 y 150 m de profundidad
y son de gran importancia para especies comerciales, como la langosta,
el cabracho y el pulpo. Estos hábitats constituyen además una zona clave
de agregación de juveniles, y por tanto resultan claves para asegurar
la productividad pesquera y la sostenibilidad
de las poblaciones, además de contribuir en la reducción de los
elevados niveles de sobrepesca que sufre el Mediterráneo.
Departamento de comunicación