EFE | Destacados fundadores de Cs, como Francesc de
Carreras y Xavier Pericay, abandonaron el partido por discrepancias con
Albert Rivera, otros, como el dramaturgo Albert Boadella, no dejaron de
apoyar al líder caído, pero pese a sus diferencias con Inés Arrimadas
todos han decidido tirar del carro.
Han decidido hacerlo de cara a las próximas elecciones
catalanas, la primera oportunidad electoral que tiene el partido naranja
para intentar levantar, aunque sea con una derrota controlada, la
catástrofe electoral que Cs sufrió con Rivera el 10N de 2019.
No todos confían ciegamente en Arrimadas, pero sí le dan "un
voto de confianza" a una gestión que apenas lleva un año de recorrido,
asegura a Efe De Carreras, que fue uno de los que empezó a promover el
comunicado de la semana pasada en apoyo de Ciudadanos.
De Carreras, que se dio de baja en el partido por diferencias
con la decisión de Rivera de no facilitar la investidura de Pedro
Sánchez, es de los que más defienden la estrategia de Arrimadas.
"Lo
está haciendo bien", asegura al valorar que haya resituado al partido en
el centro, tras el escoramiento a la derecha que impuso el anterior
presidente naranja, sobre todo "a partir de la foto de Colón", lamenta.
Ahora Cs, explica, se comporta como lo que debe ser, "un partido
centrado y bisagra", dice, con capacidad para poder influir en la
política.
Pese a valorar el liderazgo de Arrimadas, De Carreras no se
plantea volver a afiliarse a esta formación, pero les seguirá votando
porque cree que es una fuerza útil y necesaria en Cataluña donde sigue
existiendo "un vacío" de ese voto moderado no nacionalista. Y eso es
algo que -afirma- comparten la gran mayoría de la quincena de
intelectuales y profesores universitarios que promovieron la creación
del partido.
Otro de los fundadores de Cs, el actor y dramaturgo Albert
Boadella, nunca ha renegado de Rivera y siempre ha respaldado el famoso
veto a Sánchez, que finalmente abocó al país a la repetición electoral
de noviembre, e incluso que buscara la complicidad de Vox.
Pero sí cree que se equivocó al no demostrar a los electores que
Sánchez no tenía intención alguna de llegar a un acuerdo de
investidura.
Al contrario que Arrimadas, que ha intentado llegar a un acuerdo
con el secretario general socialista, explica a Efe, y ha conseguido
que todo el mundo viera "que no podía hacer nada con él".
También Rivera cometió otro error, piensa Boadella, que fue
pensar que Cs podría ser un partido de mayorías como el PP o el PSOE y
en ningún momento contempló la opción de que pudiera ser un partido
llave.
Arrimadas parece que sí ha entendido este papel y, según
Boadella, Cs debe aspirar a tener entre 20 y 30 escaños porque si
pretende ser una fuerza de mayorías perderá entonces su esencia. Para él, Cs es la única formación que "se puede votar con
dignidad", pero reconoce que su votante "es de morro fino" y a la mínima
se descuelga del proyecto: "no tiene la fidelidad del PP o del PSOE
porque no es un electorado de ortodoxias y no responde a directrices
ideológicas excesivas".
El más reticente con el camino de la nueva dirección es el
escritor y exportavoz de Cs en Baleares Xavier Pericay, que se alejó de
la formación por no compartir la estrategia "hipercentralizada" de
Rivera ni su inclinación a la derecha.
Finalmente se dio de baja este pasado año por no compartir el
apoyo de su partido a la prórroga de seis meses del estado de alarma,
que lo interpretó como "una carta blanca" a Sánchez.
Tampoco le gustó, aunque ya se había dado de baja, lo que para
Pericay fue inicialmente una claudicación de Cs al callar ante la
enmienda en la ley educativa por la que el castellano dejaba de ser
lengua vehicular.
Lo hizo para seguir en la negociación de los Presupuestos, aunque luego Arrimadas rectifico, cuenta a Efe.
"Todo este juego me parece muy peligroso y veo que el rumbo es
muy errático", asegura, si bien considera que ha sido acertado por parte
de Arrimadas buscar ese espacio de centro y tratar de recuperar a los
electores que se marcharon.
Alejado totalmente de la política, tampoco piensa en volver a
afiliarse, pero sí decidió dar el paso de apoyar a Cs ante los comicios
catalanes porque sigue opinando que "es la mejor opción del
constitucionalismo".
Pero que nadie se equivoque, advierte, porque no es un
espaldarazo ni a la trayectoria de la formación ni a su dirección
actual, manejada por tres personas, critica Pericay, al afirmar que no
solo no se ha resuelto los problemas que había de democracia interna
sino que han empeorado.