SANTIAGO DE COMPOSTELA | El año pasado se caracterizó en Galicia desde el punto de vista climatológico
por ser un año ligeramente seco y de los más cálidos de las últimas
décadas. Esta es la principal conclusión del balance realizado por
Meteogalicia, que en el avance de su informe anual subraya sobre todo la
anomalía registrada en el que respeta a las temperaturas, con mínimas
extremadamente cálidas, y máximas y medias muy cálidas.
Así,
tomando cómo referencia los valores medios de las estaciones más
representativas durante el período 1981-2010, entre los meses de enero y
diciembre a temperatura media en el conjunto de la comunidad se situó
en 14,58 º*C, es decir, casi un grado por encima del valor climático
previsto.La temperatura máxima promedio fue también muy cálida,
con una anomalía positiva de 0,9 ºC, mientras que el registro más
extremo fue lo de las mínimas, extremadamente cálidas al quedar 1,1 ºC
por encima de lo esperado.
Estos datos permiten situar el año 2020
en un lugar destacado dentro de la serie histórica de referencia, ya
que registró la segunda temperatura media más alta de las últimas cinco
décadas, solo por detrás de la de 1997 aunque con un valor muy similar.Si
se analiza el comportamiento climatológico del ejercicio mes a mes, el
informe subraya las anomalías positivas registradas en las temperaturas
durante febrero, julio y, sobre todo, mayo, el único mes de todo el año
caracterizado como extremadamente cálido.
La explicación a este
comportamiento atípico de mayo se debe a un predomino de las condiciones
anticiclónicas, tanto en superficie como en altura, y por lo tanto,
mucha estabilidad, sobre todo en la segunda quincena del mes. Así, el
período resultó extremadamente cálido en la comunidad considerando tanto
los valores que se consiguieron respecto de la temperatura media, como
de las máximas y de las mínimas.
En el caso de julio, los valores
más altos de temperatura se concentraron sobre todo al sur de Galicia,
donde hubo muchas jornadas con avisos por temperaturas extremas; y en
cuanto a febrero, con una anomalía térmica muy similar a la de 1990, la
razón de que haya sido extremadamente cálido respecto de la temperatura
media fue el predominio de situaciones anticiclónicas que bloquearon la
influencia de las borrascas del norte. Además, tanto al inicio como al
final del mes, Galicia se vio afectada por la entrada de aire cálido
procedente del sur de la Península Ibérica y del norte de África.
Un 5% menos de precipitaciones de lo esperado
Por lo que
respecta a la lluvia, el año pasado fue en general seco. La
precipitación media acumulada en el conjunto de Galicia para la serie
regional se situó en los 1237 L/m2, un dato que permite caracterizar
2020 como ligeramente seco. La desviación respecto al valor medio
registrado en el período 1981-2010 fue un 5% inferior al normal,
encontrándose el precedente más seco en el año 2017, por lo que 2020 no
destaca especialmente por su déficit hídrico ni ocupa un lugar destacado
en este sentido dentro de la serie histórica de referencia.
El
análisis mensual de este período, en todo caso, revela comportamientos
bastante distintos a lo largo del año. De este modo, las anomalías más
salientables en cuanto a las precipitaciones se concentraron en verano y
en la recta final de 2020. Concretamente, agosto fue un mes muy
lluvioso debido a las numerosas frentes activas y borrascas procedentes
del Atlántico que llegaron a Galicia a partir del día 10.
Asimismo, el
año finalizó con un diciembre también muy húmedo en el que predominaron
las bajas presiones y se sucedieron una serie de borrascas importantes
que dejaron a su paso cantidades muy elevadas de precipitaciones, hasta
el punto de que en muchas regiones de la comunidad mismo se doblaron los
valores de lluvia normales para esta época del año.
En el extremo
contrario, julio fue un mes extremadamente seco en comparación con el
período de referencia, mayo se caracterizó por ser un período muy seco y
febrero y noviembre, fueron meses secos atendiendo a la anomalía de las
precipitaciones registradas.