EFE | La recuperación económica de la crisis de la covid-19 sigue siendo
precaria y el mundo crecerá en 2021 un 4,7%, apenas lo suficiente para
compensar la contracción de 2020, según advirtió hoy la ONU, que
llamó a los Gobiernos a estimular inversiones y evitar una “austeridad
prematura”.
En su nuevo informe de
perspectivas económicas, la organización señala que la economía mundial
se hundió un 4,3 % el pasado año, casi 2,5 veces más que durante la
crisis de 2009, y dice que no se puede esperar un rápido rebote.
Naciones Unidas prevé un crecimiento del 4,7 % a escala mundial en 2021,
seguido de un progreso del 3,4 % en 2022, con las economías en
desarrollo liderando ese incremento, a pesar de que en general han
sufrido caídas menores que las de los países ricos por el virus.
El informe vaticina que la Unión Europea (UE) crecerá un 5,2% este año y
un 2,6% el próximo, tras una contracción del 7,8% en 2020, con España
avanzando un 6,3% y un 4% tras una caída del 11,8%, la mayor del bloque.
Mientras, espera que Estados Unidos avance un 3,4% y un 2,7%
respectivamente, tras caer un 3,9% el año pasado.
China, que cerró 2020 con un avance del 2,4% según los cálculos de la
ONU, progresará un 7,2 % en 2021 y un 5,8 % en 2022. Latinoamérica y el Caribe, tras una contracción del 8%, crecerán un 3,8 %
y un 2,6 % este año y el próximo, aunque en algunos países como
Venezuela el Producto Interior Bruto seguirá cayendo.
Pobreza y desigualdad
La ONU calcula que 131 millones de personas cayeron en la pobreza en
2020, con las mujeres y niñas especialmente afectadas, mientras que los
más ricos de los ricos han visto aumentar sus fortunas durante la
pandemia.
“Esta crisis es global, pero no nos está afectando a todos igual”,
señaló en una conferencia de prensa el economista jefe de Naciones
Unidas, Elliott Harris.
El documento destaca como ejemplo el caso de Estados Unidos, donde casi 8
millones de personas han perdido su empleo durante la crisis y la tasa
de pobreza ha pasado del 9,3 % al 11,7 %.
Sin embargo, entre marzo y octubre, la riqueza total de 644
multimillonarios se incrementó un 31,6 % y las cinco mayores fortunas
multiplicaron su patrimonio un 66 %.
La crisis llevó las
tasas de paro en muchos países a niveles récord, pero Naciones Unidas
avisa de que las consecuencias en este ámbito van a ser duraderas, dado
que es probable que la pandemia acelere la digitalización y
automatización, provocando a medio plazo una menor demanda laboral. No a la austeridad
?
La desigualdad, mientras, también está creciendo entre los países como
consecuencia de los enormes paquetes de estímulo de los Estados más
ricos, que los sitúan en una trayectoria de recuperación mucho mejor que
las naciones con menos recursos, que no han podido actuar con la misma
contundencia.
La ONU destaca que esas medidas han evitado una Gran Depresión y subraya
que este no es el momento para la austeridad. “Las crecientes
preocupaciones sobre déficits fiscales y sostenibilidad de la deuda no
deben empujar a los Gobiernos a la austeridad”, señala el informe, que
avisa de que los recortes en el gasto minarían la recuperación y
tendrían graves consecuencias sociales.
?
Burbuja financiera
?
La organización, sin embargo, avisa de que hasta ahora las grandes
inyecciones de liquidez no están alimentando la inversión, sino acabando
en los mercados financieros. Ahí, según Naciones
Unidas, se está produciendo una importante “burbuja” que ha llevado a
grandes índices bursátiles a niveles récord gracias a la confluencia de
un exceso de liquidez y una baja inflación que ha permitido a los
inversores apostar por el riesgo.
El informe señala que por delante vienen correcciones en el precio de
muchos activos e insiste en la necesidad de que el gasto genere
inversiones que aseguren un crecimiento sostenible para el futuro.
Al mismo tiempo, subraya la difícil situación en la que están las
finanzas públicas de gran parte del mundo como consecuencia del gran
gasto en estímulo y la caída de la recaudación fiscal, lo que ha
provocado el mayor aumento de la deuda pública desde la Segunda Guerra
Mundial.
“La actual generación tiene la responsabilidad de asegurar que el dinero
prestado se invierte bien para asegurar que el bienestar de esta
generación no sea a coste del de generaciones futuras”, señala el
documento.