EFE | El
juicio por el caso Máster ha quedado visto para sentencia en una
jornada en la que Cristina Cifuentes ha declinado la última palabra
después de que su letrado haya pedido su absolución ante lo que ha
calificado como acusaciones "arbitrarias", y la fiscal haya asegurado
que la expresidenta presionó en el proceso, pero "no se manchó las
manos".
"No, muchas gracias, señor presidente", ha contestado Cifuentes este
viernes al ofrecimiento del tribunal a decir la última palabra, que
también han rehusado utilizar las otras dos procesadas: Teresa Feito y
Cecilia Rosado.
Así la expresidenta madrileña solo ha intervenido en el juicio
durante su declaración del pasado día 22, sin hablar con la prensa ni a
la entrada ni a la salida del mismo.
En la última sesión del juicio, Cifuentes se ha mostrado más
seria y concentrada que en las anteriores, prestando atención
especialmente al relato de la fiscal Pilar Santos y de su letrado, José
Antonio Choclán.
La representante del Ministerio Público, que solicita tres años y
tres meses de cárcel para la expresidenta, ha incidido en su
culpabilidad: "Nada de lo que ha mantenido ha podido ser comprobado".
Tras constatar "irregularidades notorias" en el máster, la
fiscal ha arremetido contra Cifuentes: "Por su cargo no se manchó las
manos, pero es evidente que le urgía imperiosamente que la universidad
le ofreciese una solución. Si la maquinaria se puso en marcha, fue por
estas presiones".
"Ella sabía que las consecuencias podían ser nefastas" y por eso
no hizo llamadas al catedrático Enrique Álvarez Conde o a Teresa Feito,
ya que "las formas hay que mantenerlas", según la fiscal.
"La única, primera y ultima beneficiaria de ese acta era ella y
su carrera política", ha añadido, subrayando que tan pronto como tuvo el
acta del TFM la exhibió públicamente, sabiendo que "no se correspondía
con la realidad".
Sobre Teresa Feito, para la que la Fiscalía pide la misma pena
que para Cifuentes, Pilar Santos ha dicho que es "el epicentro" de
trama, en la que "siempre aparecen las mismas personas", especialmente
esta profesora, la funcionaria Amalia Calonge, que cambió las notas de
Cifuentes en 2014, y el catedrático Álvarez Conde, director del
Instituto de Derecho Público y quien daba el máster.
Sobre la tercera imputada, Cecilia Rosado, para la que el
Ministerio Público solicita 21 meses de cárcel por falsificar el acta
del trabajo de fin de máster (TFM), la fiscal ha subrayado su
colaboración con la justicia y reclama para ella un atenuante por esa
cooperación y por su miedo insuperable a las presiones de Feito y
Álvarez Conde.
Por su parte, el abogado de la acusación que ejerce la
Universidad Rey Juan Carlos (URJC) ha reprochado la actitud de Cifuentes
de no pedir perdón y su estrategia de subrayar que también hubo
irregularidades con otros alumnos.
"No podemos dejarnos engañar; la URJC está por encima de las
personas que cometieron irregularidades evidentes", ha dicho el letrado,
que ha incidido en que el acta "se fabricó para dar cobertura a un
hecho inexistente", y Cifuentes la mostró sabiéndolo.
Durante su alegato, el letrado de la expresidenta de Madrid ha
defendido su absolución, porque no se ha acreditado que indujera a la
falsificación de su trabajo de fin de posgrado y se trata de una
acusación "selectiva y arbitraria".
En su opinión no se tenía que haber llegado a juicio y la
Fiscalía nunca debió acusar, como no lo hizo con otros alumnos del
máster que mostraron "el mismo 'modus operandi'" y sobre los que se
sobreseyó la causa, y ha confiado en que el tribunal repare en su
sentencia parte del "calvario de los últimos años" de Cifuentes.
El abogado ha mantenido la versión que ya dio Cifuentes durante
su declaración: culpar a la universidad. Ha sostenido que el autor
material de la inducción a la falsificación fue Álvarez Conde y que "el
proceso para falsificar el acta es más atribuible a la exigencia interna
del rector y el vicerrector que a una influencia externa".
"Todo se cocinó en el seno de la universidad" con el fin de "lavar la cara", ha añadido.
Por su parte, el letrado de Teresa Feito ha basado su alegato en
negar que existiera relación alguna entre su defendida y la entonces
presidenta regional o cualquier persona de su entorno y ha trasladado la
responsabilidad a los profesores Pablo Chico y Cecilia Rosado,
principalmente.
La tercera defensa, la de Cecilia Rosado, ha puesto en valor que
esta profesora denunció ante la Fiscalía que había falsificado el acta
del TFM de Cifuentes "en el minuto uno", y desde ahí ha dicho la verdad,
por lo que pide que se tenga en cuenta la atenuante muy cualificada de
confesión y de miedo insuperable y se rebaje la pena en dos grados, de
manera que quede en nueve meses de cárcel.