MADRID | Los casos de corrupción que acabaron con el Gobierno de Mariano Rajoy
acosan a su sucesor en el PP, Pablo Casado, que, a días de las
elecciones catalanas, lidia con las acusaciones del extesorero Luis
Bárcenas sobre la caja B, de las que culpa al Gobierno de Pedro Sánchez.
El escándalo sigue vivo cuando se cumplen doce años de las primeras
detenciones del caso Gürtel y ocho desde que se publicaron las
anotaciones de supuestos sobresueldos en negro a la cúpula del PP.
Casado ha apartado de las listas electorales y de la dirección de su
partido a todos los señalados pero, como ha lamentado este viernes,
desde que logró el liderazgo se ha visto obligado a dar la cara por la
etapa anterior.
Argumenta que aquel era otro PP que "ya no existe", pero sus adversarios
le recuerdan que desde 2015 él formó parte de la dirección de Mariano
Rajoy, señalado ahora por Bárcenas.
"Ahora dice Casado que ese PP ya no existe. Si no existiese, tú, exjefe
de gabinete de Aznar y portavoz del PP con Rajoy, estarías en tu casa o
condenado", le ha replicado, por ejemplo, Podemos.
El pasado vuelve en tres frentes
Casado encara un tridente de amenazas: Bárcenas ha dejado de amagar y
tira ya de la manta, los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy
deben testificar y el Congreso investigará si se usaron fondos
reservados para destruir pruebas de la contabilidad paralela del PP
(caso Kitchen).
En su escrito ante la Fiscalía, Bárcenas retrotrae a 1982 las supuestas
cuentas en B del PP, con supuestos sobresueldos a sus dirigentes y
donativos de empresarios cambio de adjudicaciones. Siembra sospechas no
sólo sobre Rajoy, sino también sobre Aznar, aún un símbolo.
Golpea además a María Dolores de Cospedal, exsecretaria general de los
populares, que tras perder en la primera vuelta de las primarias
respaldó a Casado en su pugna contra Soraya Saénz de Santamaría.
Como Rajoy, Cospedal comparecerá en el Congreso por Kitchen, una trama
donde ya figura como investigado el exministro del Interior Jorge
Fernández Díaz y en la que por el momento ha esquivado su imputación,
que pide la Fiscalía.
Al desfile de cargos pretéritos del PP se sumarán en el juicio de los
papeles de Bárcenas los exsecretarios generales del PP Francisco
Álvarez-Cascos, Javier Arenas y Ángel Acebes, que declararán como
testigos.
Bárcenas mancha la campaña electoral catalana
El particular regreso al pasado de Casado, que ganó las primarias
representando la sangre nueva del PP tras el estrépito que dejó la
moción de censura a Rajoy, le pilla en el peor momento.
El PP está al borde de unas elecciones, las de Cataluña, que debían
poner los andamios a la recuperación del partido y donde parten de su
suelo electoral, cuatro diputados en el grupo mixto.
Las revelaciones de Bárcenas y el juicio que empieza el próximo lunes le han
arrebatado los titulares a la campaña y también han dejado en segundo
plano las ofensivas del PP contra el Gobierno de Pedro Sánchez.
A Casado le han llovido las críticas, a izquierda y a derecha.
Todos
afean que el presidente del PP se desvincule de Rajoy, de quien fue
vicesecretario de Comunicación, y mire para otro lado ante la dureza de
las acusaciones de Bárcenas.
Casado no puede, argumenta el PSOE, reivindicar los logros de gestión de
sus predecesores e ignorar los casos de corrupción que cuestionan su
legado. Los socialistas lo califican de "insultante" y proponen una
refundación.
Desde Podemos le acusan de buscar controlar a los jueces y no renovar
por ese motivo el Consejo General del Poder Judicial. El partido morado
replica el ataque con el que el PP ha exigido sacarle de la negociación.
Esgrimen los de Pablo Iglesias el supuesto pacto por el que el
extesorero habría guardado silencio para evitar el encarcelamiento de su
mujer, del que Bárcenas informa a la Fiscalía.
En Ciudadanos han recordado que el PP no colaboró con la justicia en
Gürtel, cuando denunció una causa general en su contra, y se rigen como
el único partido libre de "agenda judicial".
Vox se ha ofrecido como refugio ante los votantes del PP que se sientan huérfanos por los papeles de Bárcenas.
El nuevo PP acusa al PSOE y se desmarca
La primera reacción del PP en boca del portavoz en el Senado, Javier
Maroto, fue situar las acusaciones de Bárcenas en el pasado y poner en
duda su credibilidad, por ser un preso que persigue beneficios
penitenciarios.
Ahora el partido ha dado un giro y Casado ha optado por pasar a la
ofensiva. Culpa al Gobierno de la filtración del escrito a la Fiscalía
por producirse en campaña electoral.
Incluso ha extendido las sospechas al juez Manuel García Castellón, el
instructor de Kitchen y Púnica, porque en la precampaña de las
elecciones generales de 2019 llamó a declarar a las expresidentas
madrileñas Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, ambas investigadas.
“En noviembre (fue en octubre de 2019) también hubo dos presidentas de
la Comunidad de Madrid declarando en plena campaña electoral y sin
embargo la sentencia de los ERES se retrasó dos semanas después de la
campaña", ha denunciado este viernes en Cope.
Además, ha optado por el "y tu más". Dice no aceptar lecciones ni de
PSOE ni de Podemos, porque ninguno tiene su "firmeza" a la hora de
atajar la corrupción. Y ha agitado sus trapos sucios, la sentencia de
los ERE en el caos del PSOE y la investigación de financiación irregular
a Podemos.
Bárcenas defiende a Casado, y Rajoy guarda silencio
Pese al daño que provoca en el PP, Bárcenas ha buscado erigirse en
defensor de Casado. A través de su abogado aseguró ayer a Efe que no
quiere “cargar contra el PP, sino contar su verdad, lo que él vivió,
sobre todo en 2009 con las presiones que tuvo”.
“Como bien dicen algunos representantes del PP, se trata de una cuestión
que afecta a personas anteriores y quizá deben responder de esas
conductas, o no, porque haya transcurrido demasiado tiempo”, afirmó
Gustavo Galán, nuevo abogado y clave en el giro de la estrategia de
defensa.
Sin embargo, el expresidente Mariano Rajoy, que testificará ante la
Audiencia Nacional y comparecerá ante el Congreso, guarda por el momento
silencio y es el PP de Casado el que de momento ha salido al paso de su
herencia. EFE