EFE | La Misión de Investigación de las Naciones Unidas para Siria presentó
hoy un informe que documenta diez años de crímenes de guerra en el
conflicto civil de ese país, perpetrados por todas las facciones con la
ayuda de la "negligencia internacional", en palabras de los autores del
estudio.
El informe, número 33 que elabora esta misión, se presentará el
próximo 11 de marzo en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, pocos
días antes de que se cumplan diez años de un conflicto que, señala el
documento, ha forzado a dejar sus hogares a la mitad de la población y
condenó a la extrema pobreza a seis de cada diez sirios.
"Niños, mujeres y hombres de Siria han pagado el precio de un
régimen autoritario que actuó violentamente para aplastar la disidencia,
mientras el oportunismo de algunos actores extranjeros, en forma de
financiación, armas y otras influencias, avivó un fuego que el mundo se
ha limitado a ver arder", señaló en la presentación del informe el
presidente de la misión, el brasileño Paulo Pinheiro.
El documento de 31 páginas concluye que desde marzo de 2011 la
población civil ha sufrido abusos que en algunos casos constituyen
"crímenes de guerra, contra la humanidad, y otros delitos
internacionales, incluyendo el de genocidio".
El informe subraya por ejemplo que el régimen de Bachar al Asad
ha usado la supuesta lucha antiterrorista para ordenar bombardeos
indiscriminados a objetivos civiles que incluyen hospitales,
instalaciones médicas, escuelas o tiendas.
"Tanto el Ejército sirio como las fuerzas aéreas rusas (que lo
apoyan) han atacado zonas residenciales, incluyendo mercados concurridos
en pleno día, con artefactos explosivos de amplio alcance, asesinando e
hiriendo a civiles en ataques que suponen crímenes de guerra", subraya
la investigación.
Este tipo de ataques a objetivos civiles también fueron
perpetrados por otros actores del conflicto, como el Estado Islámico,
las milicias kurdas, la alianza islamista Hayat Tahrir al Sham (el
antiguo Frente al Nusra) o la coalición apoyada por Estados Unidos,
asegura el informe.
Ataques químicos
También se denuncia que a lo largo de diez años de conflicto se
han detectado al menos 38 ataques con armas químicas, de los que se
comprobó que como mínimo 32 fueron obra de las fuerzas gubernamentales
sirias y uno del Estado Islámico.
Lejos del frente de batalla, han sido habituales las ejecuciones
y mutilaciones de soldados, tanto por parte del Ejército sirio como de
las fuerzas opositoras y el Estado Islámico, así como los ataques,
amenazas, detenciones y asesinatos de periodistas, uno de los objetivos
prioritarios del régimen de Al Asad.
Otros crímenes documentados incluyen saqueos, ataques a
patrimonio cultural (especialmente, aunque no exclusivamente, por parte
del Estado Islámico), asedios de ciudades o denegación de ayuda
humanitaria, esto último, denuncia el informe, con la aquiescencia del
Consejo de Seguridad de la ONU.
De los 22 millones de habitantes que tenía Siria antes de la
guerra, más de 11,5 millones están desplazados, incluyendo más de cinco
millones como refugiados en otros países, especialmente de la región
(Turquía, Jordania, Líbano, Egipto o Irak).
El informe concluye con una renovada petición de un alto el
fuego permanente, garantizado por el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas y países clave en el conflicto, así como justicia y rendición de
cuentas ante los crímenes perpetrados en la guerra.
Esta llamada se produce en un momento en el que las
negociaciones entre el Gobierno sirio y la oposición para intentar
elaborar una constitución de consenso, que desde 2019 se llevan a cabo
en Ginebra, parecen haber llegado a un punto muerto.
"No puede esperarse a que el conflicto termine para una
reparación que los sirios han pedido repetidamente en cuestiones como
los desaparecidos, los detenidos arbitrariamente (...) y la ayuda
psicosocial, especialmente a niños y víctimas de violencia sexual y de
género", comentó el miembro de la misión Hanny Megally.
El informe, elaborado con más de 8.000 entrevistas, documenta
más de 3.200 presuntos perpetradores de crímenes de guerra y otros
abusos, pertenecientes a distintas facciones del conflicto